Por Raigan Nawel
El historial de la institución Chilena ha tenido episodios nefastos en los procesos de regulación de tierras adquiridas por las comunidades en su reclamo por justicia ante el despojo histórico, ese organismo como intermediario en las intervenciones, sólo se maneja por la oferta, es decir, al surgir una comunidad favorecida y ésta no adquiere el mismo terreno despojado puede ir a otro territorio y comprar consiguiendo un nuevo conflicto como lo que denuncian desde Victoria, territorio Nagche del país mapuche.
Disputas y muerte por la tierra
Transcurría el 30 de enero de 2002 en la apaciguada comunidad de Choroy – Traiguén en la costa de Osorno (Fütawillimapu) la Conadi había participado en el traspaso de 5.107 has a las familias Lefían – Marileo donde incluyó 600 reclamadas por las familias Cumilef – LLanquilef.
Riñas y asaltos transcurrieron antes del fatídico desenlace, múltiples denuncias en los cuarteles policiales, la propia Conadi recibió informes y los tribunales admitiendo constantemente su incompetencia, lo cierto es que el caso terminó con 5 cadáveres ancianos dejando un profundo forado emocional en las comunidades involucradas, mientras la Conadi, a través de su director Edgardo Lienlaf de aquel entonces, se lavó las manos adjudicando toda responsabilidad a las comunidades.
¿La fe “mueve montañas” o disputa las tierras?
Un caso reciente es lo que acontece en el mismo territorio pero más hacia el sur, en la comunidad de Maicolpi, a través de un comunicado el pasado 20 de julio de 2024, la comunidad del sector logró recuperar territorio comunitario y, como acto de voluntad y convivencia, permitió la continuidad de instituciones no mapuche como un templo evangélico. Sin embargo, según denuncian desde la dirigencia local, la iglesia evangélica pretende aumentar sus dominios de tierras y para aquello recurrió a quien era titular de la escritura, desconociendo el mando de las Autoridades Nacionales Ancestrales.
De acuerdo a lo anterior, denuncian las incompetencias de Conadi debido a que, la entrega de tierras las realiza bajo los procedimientos de la institucionalidad Chilena que, claro está, ha mostrado en sus últimos años alto grados de corrupción en todas sus instancias como son tribunales, bienes nacionales, instituciones religiosas y otras que no respetan el ordenamiento local cuando sus intereses se ven afectados.
El comunicado público de la comunidad de Maicolpi declara “no estamos en contra de las iglesias evangélicas pero requerimos que respeten nuestra ordenanza de acuerdo a la visión ancestral del territorio, resolver ante los lonko los asuntos que generan conflictos” señalan.
Nagche cuestionan políticas indígenas
Las situaciones anteriores es la que quieren evitar desde la comunidad Juan Pinoleo 3 de Victoria quienes a través de un comunicado público emplazan a CONADI a atender el conflicto que podrían generar al entregar un predio de 552 has que el organismos estatal chileno quiere adjudicar a una de la comuna de Galvarino.
El espacio es colindante a su comunidad y admiten que desde el año 2016 lo están reivindicando como ampliación de los requerimientos de tierras “no queremos entender que la Conadi nos quiera hacer pelear entre nosotros y generar un conflicto, no aceptaremos que llegue otra comunidad a nuestro territorio a adquirir unas tierras que la estamos reclamando como derecho ancestral de ampliación por 7 años y donde la Conadi no ha dado ningún tipo de respuesta” dice el lonko Feliciano Paillali.
Es de esperar que el ordenamiento territorial encuentre los caminos necesarios, que los conflictos provocados por el país ocupante (Chile) no se incube entre comunidades ante aquellos es necesario que las reivindicaciones incluyan planes de desarrollo sostenido en una economía autónoma junto a las recuperaciones de tierras donde desde las propias las institucionalidades ancestrales se determine la administración geopolítica en el país mapuche.
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