jueves, diciembre 19, 2024

La Matanza de Forrahue en territorio Williche, 106 años después la historia permanece

Un 19 de octubre de 1912, a eso de las 5 y media de la mañana, salió desde Osorno un contingente compuesto por unos 45 carabineros y guardianes, al mando del mayor Julio Frías, rumbo al sector denominado Forrahue, ubicado a unos 15 Km. al oeste de dicha ciudad. Junto con los funcionarios policiales iba un periodista del periódico osornino “El Progreso” (de tendencia liberal) y el preceptor judicial Guillermo Soriano encargado de fiscalizar el desalojo de un grupo de familias Mapuche, “ocupantes ilegales” de los terrenos del llamado Fundo Forrahue. Dicha orden de desalojo fue dictaminada a favor del particular Atanasio Burgos Villalobos quien, habiendo agotado todos los medios judiciales y extra-judiciales para legitimar la propiedad de los terrenos adquiridos fraudulentamente por su padre, logró obtener una sentencia judicial para expulsar a los Mapuche de las tierras que ancestralmente habían habitado.


Artículo tomado de https://millalikan.blogspot.com/2008/10/forrahue-96-aos-de-la-matanza.html


Por esos días el Apo Ülmen Francisco Nailef, del territorio de Sragwe (jurisdicción de Rahue), se encontraba en Santiago haciendo todas las gestiones posibles con las autoridades chilenas para evitar el desalojo. Importante es mencionar que Atanasio Burgos había amenazado con sacarle la cabeza al Cacique (y patearla), si éste presentaba el caso a las autoridades de la capital chilena. Lógicamente, Nailef no se iba a dejar amedrentar por las amenazas de Burgos y, como legitima autoridad tradicional, hizo lo que tenía que hacer. Lamentablemente, las gestiones del Apo Úlmen no impidieron los trágicos sucesos posteriores… pero continuemos con los hechos.

A las siete y media de la mañana, el contingente policial llega a las casas del fundo de Atanasio Burgos. Allí esperaban 25 carretas que acarrearían las pertenencias de los desalojados. Serían esas mismas carretas las que transportarían, más tarde, los cadáveres de aquellos que dieron su vida en la defensa de la tierra.

Del fundo de Burgos salió, nuevamente, el contingente policial rumbo a la sruka de Juan Acum, la primera de 18 casas a ser desalojadas y la más grande. En el trayecto la tensión aumenta con el sonido guerrero de la trutruka, que anuncia un inminente enfrentamiento…

El mayor Frías ordena a algunos hombres adelantarse y explorar el lugar. Los exploradores informan que los inkafo (defensores) están concentrados en la casa de Acum y que el camino se encuentra bloqueado con grandes troncos. Con un par de yuntas de bueyes logran despejar el camino y acercarse a su objetivo. Frías ordena desmontar a quince hombres y disponerse en formación de tiradores.

La vivienda de Juan Acum se encontraba en el fondo de una ladera y rodeada de “barricadas” para impedir el paso de carabineros. Desgraciadamente estos dos factores facilitaron a la fuerza pública la acción de disparar sus fusiles Mauser, armas letales de gran alcance. La estrategia de defensa Mapuche fue la siguiente: fuera de la casa de Acum se encontraban algunas mujeres y niños provistos de garrotes para un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Era previsible que carabineros trataría de capturarlos y alejarlos de la casa sin una excesiva violencia (sin disparar). Por su parte, la mayor parte de la resistencia se parapetó dentro de la casa esperando la entrada de los efectivos policiales. En total hablamos de unos 25 weichafo (guerreras/os) dispuestos a resistir el desalojo.

 

 

Subinspector Valenzuela, oficial que participó de la Matanza
Periódico «La Aurora», 27 de octubre de 1912, Valdivia

Según el informe del mayor Frías, leído por el Ministro del Interior el 21 de octubre de 1912 en la Cámara del Senado, los Mapunche refugiados en la casa estaban armados de “armas de fuego, otros con palos i horquetas i algunas mujeres con tiestos de agua caliente [sic]”. En el recuento de armas, posterior al desenlace fatal del desalojo, los Mapuche supuestamente tenían “cuatro escopetas, un rifle, siete cuchillos, una lanza antigua, tres machetes, dos hechonas, una hacha, un fierro largo, un martillo i cuarenta i tres garrotes [sic]”. Nos adelantamos un poco. Volvamos a la secuencia de los acontecimientos.

El mayor Frías, una vez leída la orden de desalojo, se acercó a la vivienda para ordenarles a los parapetados ocupantes que salieran del inmueble y que no se resistieran, debido a que cualquier acto de defensa sería inútil y traería fatales consecuencias. La respuesta no podía ser otra: “los indios me contestaban diciéndome que estaban todos dispuestos a morir i que ni siquiera me atreviera siquiera a atacarlos [sic]”. Así estuvo unos diez minutos hasta que dio la orden de desalojar a los “usurpadores”.

Es así como los efectivos policiales se abalanzaron sobre las mujeres y los niños que estaban fuera de la casa para retirarlos de la línea de fuego. Pero las malgen y los pichikeche, resistieron heroicamente logrando herir a algunos carabineros. Al ser detenidas algunas mujeres, salen de la casa dos wentru, los más “fornidos”. A uno de ellos, Francisco Acum, se le vinieron encima tres carabineros. Al respecto el periodista de “El Progreso” escribe: “haciendo un verdadero derroche de fuerza echó a tierra sus contrincantes, en vista de lo cual, se avalanzaron otros tres carabineros, logrando de amarrarlo después de asertarle algunos golpes en diversas partes del cuerpo [sic]”.

Según Frías y el periodista de “El Progreso”, durante la reyerta (supuestamente) se produce un disparo desde el interior de la casa que hiere en el abdomen a un sargento de carabineros de apellido Arias, en el instante preciso que recibía un garrotazo en la cabeza por parte de una malgen. No se ha podido determinar si la bala que hirió a Arias efectivamente salió de un arma disparada por algún Mapunche o fue disparada por otro carabinero en forma accidental (lo más probable). Aparte del sargento Arias, resultaron heridos otros seis carabineros por garrotazos y quemaduras con agua caliente, pero que en la balanza no representaron riesgo vital alguno.

Al ver que la resistencia Mapuche no mermaba, Frías ordena a su tropa hacer la primera descarga al interior de la vivienda. Según el mismo mayor, después de la primera descarga algunos Mapuche, armados, salen de la casa y huyen hacia el monte sin hacer fuego sobre ellos. Esto último es, por lo menos, extraño: si tenían armas para defenderse, ¿Por qué no las emplearon? ¿O es que dichas armas nunca existieron?

Guardían de Policía Blas Martínez, herido en la cabeza durante el desalojo.
Periódico «La Aurora», 27 de octubre de 1912, Valdivia

Frías ordena una segunda descarga. Gritos desgarradores se escuchan desde el interior de la vivienda. No obstante aquello, es probablemente que hubiera una tercera descarga, tal como afirmaron algunos testigos. Queda en evidencia que el procedimiento realizado por carabineros no corresponde a un desalojo. Lo que aconteció esa mañana fue una inmisericorde ejecución.

Una vez que cesaron los disparos, carabineros hace ingreso a la sruka de Acum. El periodista de “El Progreso” relata:

Sobre aquel sinnúmero de cadáveres y heridos, que habían quedado tendidos en el suelo, lograron después reducirlos, comprobándose que algunos de ellos estaban heridos y, sin embargo luchaban.

La bravura de los indios, es verdaderamente innarrable, pues si una gota de sangre les queda en sus venas, la pierden defendiendo su causa.

El cuadro que presentaba la habitación, repleta de muertos y heridos era desgarrador, horroroso.

La sangre, humeante, aun corría por todas partes”.

Frías también destacó la valentía Mapuche en la defensa de su tierra, en declaraciones al periódico santiaguino “La Unión” (ligado al partido Conservador), el 30 de octubre de 1912, afirmó:

Y la bravura de la mujer indígena es más grande aún que la de los indios. Hasta los niños! En vez de asustarse de las balas, miraban todo con la mayor impasividad… Ninguno se rindió! Qué raza!

Una descendiente de un testigo cuenta:

Y un viejito Acum estaba escondido en un hoyo de esa casa. Llegaron, dispararon, los mataron. Este viejito se estaba haciendo el muerto y de repente entra un teniente a taparlo, a darle un puntapié y el viejito se levanta con su palo y le planta un palo al teniente. Y en eso el teniente le mete como cuatro o cinco tiros, lo dejó allí mismo al pobrecito”.

Pasado el mediodía carabineros conducía en carreta a los muertos, heridos y prisioneros hacia la casa del usurpador Burgos, donde los heridos habrían recibido las primeras atenciones médicas. Siguieron más desalojos en las casas vecinas sin mayor resistencia por parte de los, una vez más, humillados y pisoteados Mapuche. A eso de las dos y media, la tropa vuelve a Osorno con ocho carretas que llevan prisioneros, heridos, muertos y el dolor de un Pueblo.

Bala encontrada en la casa de Juan Acum, lugar en el que se produjo la ejecución
Diario «La Unión», 31 de octubre de 1912, Santiago

Como consecuencia del brutal desalojo, oficialmente se habló de 13 asesinados. Sin embargo, contrastando con informaciones de prensa, serían al menos 15 mapunche a los que se les arrebató la vida: 8 mujeres y 7 hombres. Entre estos quince inkafo se encontraba un niño de tan sólo 11 años y tres mujeres embarazadas que sumarían tres vidas más. No olvidemos a, al menos, 10 hermanos mapunche que resultaron heridos en este acto de barbarie.

Me detengo aquí, un momento, para hacer la siguiente pregunta ¿Es sustancialmente distinto el procedimiento irracional, brutal e inhumano empleado por las fuerzas policiales en el desalojo descrito con el procedimiento utilizado actualmente en los sistemáticos allanamientos a comunidades como Temucuicui?

Respecto al número de disparos efectuados aquel 19 de octubre, el Fiscal Militar a cargo de la investigación determinó que se efectuaron de 20 a 25. Sin embargo, tan solo los heridos tenían 24 heridas de bala sin considerar a los 15 mapunche ejecutados extrajudicialmente. Un periodista del diario santiaguino “La Unión” que visitó Forrahue, con dirigentes de la Sociedad Caupolican (que tuvo una postura vergonzosa frente a los hechos acaecidos), contabilizó un mínimo de 60 disparos. En la edición del 21 de octubre de 1912 del periódico “La Unión” se lee:

Las tablas de la cocina o pieza común donde se concentraron los indios han sido desprendidas o macheteadas en los puntos donde dieron los disparos, precaución tomada por los carabineros para borrar las huellas, según dijeron los indios”.

(Como el lector podrá darse cuenta, por suerte las fuerzas armadas y de orden de Chile históricamente han sido tan incompetentes que al momento de borrar los indicios de las innumerables atrocidades que han cometido, siempre dejan más certezas de su actuación.)

De derecha a izquierda: Jorge Hernández, tesorero de la Sociedad Caupolicán, Antonio Neculman, presidente de la Sociedad Caupolicán, señalado con una cruz, Apo Ülmen Francisco Nailef de Rahue, señalado con dos cruces, y Belisario Gálvez, redactor del diario «La Unión» quien aparece con tres cruces.
Diario «La Unión», 31 de octubre de 1912, Santiago

Ahondar en los detalles posteriores y las consecuencias de lo que la historia ha llamado “La Matanza de Forrahue” es tarea del lector de estas humildes líneas. Me contento con centrarnos en el ejemplo de valor, resistencia y dignidad de los hermanos y hermanas heridos y asesinados por defender el legado de nuestros ancestros: la tierra. No pretendo hacer de esta humillante y triste derrota una épica y magnánima victoria, como lo ha hecho la historia chilena con el hundimiento de la Esmeralda y la muerte de Arturo Prat. Una derrota es una derrota. Y punto. Claro está, que hay un abismal diferencia entre ser derrotado con la frente en alto y dejarse derrotar. Pero tampoco nos vayamos a los extremos. Si bien el Pueblo-Nación Mapuche ha sido derrotado en muchas ocasiones y de muchas maneras, aún estamos vivos y tenemos muchas batallas que ganar: recuperar nuestra antigua religión, recuperar nuestro territorio ancestral y el respeto por nuestros mayores, hablar nuestro idioma, recuperar el equilibrio biológico de la Ñuke Mapu (los Pueblos Originarios somos la salvación de este planeta y la alternativa al modelo económico, social y cultural imperante), derribar los actuales conceptos de “desarrollo”, “progreso” y “crecimiento”, recuperar un estilo de vida más sano, fortalecer la familia, revitalizar el diálogo y el contacto interpersonal, recuperar la alimentación sana que teníamos, realizar más actividad física, reaprender a disfrutar de las cosas simples, y… que sé yo.

De todas las batallas que nos quedan, tenemos que empezar por la más difícil: por la interna, la del día a día. Creo que cada mapunche está consciente de “esa” lucha interior que tiene que ganar, así que nada más diré (escribiré) al respecto.

No debemos olvidar ejemplos de lucha y dignidad como el de los peñi y lamuen ejecutados en Forrahue, cuyos cadáveres aún no sabemos dónde están, o el del weche Alex Lemun Saavedra, también ejecutado extrajudicialmente por carabineros de Chile teniendo sólo 17 años de edad.

No debemos parar en la búsqueda de justicia.

“Por cada Mapuche caído, diez más nos levantamos”
En memoria de Matías Katrilew

IMPORTANTE: esta es una actualización del texto titulado «Forrahue, a 95 años de la Matanza» que publiqué en este mismo blog. Dicha publicación se puede ver >>>AQUÍ<<<. Respecto a la cantidad de ejecutados en Forrahue, la cifra «oficial» es 13 … pero de acuerdo al relato oral, es altamente probable que el total de ejecutados supere ampliamente la veintena..
Fuentes:
Para escribir este remedo de ensayo me basé en la información contenida en la Tesis para optar al grado de Licenciado en Antropología “La Matanza de Forrahue y la Ocupación de las Tierras Huilliche” de Jorge Vergara del Solar, Universidad Austral de Chile. Valdivia, 1991. De esta tesis extraje algunas citas textuales e imágenes (cuya calidad no es muy buena), específicamente del capítulo IX, págs. 107 – 151.

Léxico:
Apo Ülmen: Cacique, máxima autoridad no militar de la organización político-judicial Mapuche en el territorio de la FütaWilliMapu (Gran Territorio Mapuche del Sur).
Inkafo: defensor/a
Lamuen: hermana (visto por el hombre); hermano, hermana (visto por la mujer).
Malgen: mujer
Mapunche: antigua denominación de identidad, de pertenencia al Pueblo Mapuche (mi laku, abuelo paterno, la empleaba).
Ñuke Mapu: Madre Tierra. En un sentido más amplio podría traducirse como “universo” (nótese las cualidades femeninas).
Peñi: hermano (visto sólo por el hombre).
Pichikeche: niños, “literalmente” “gente pequeña”.
Sruka (Ruka): casa
Trutruka: instrumento de viento construido con un colihue hueco, de 1,5 a 2 metros de longitud, y un cuerno de vacuno dispuesto en un extremo como amplificador de sonido (antiguamente era un trenzado vegetal). Uso ritual y bélico.
Weche: joven, “literalmente” “gente o persona nueva”
Weichafo: guerrero/a. Weichan: (verbo) luchar, batallar; -fo, -jo, -fe: morfema que indica la persona (no gramatical) que realiza la acción contenida en el verbo. Por tanto, una traducción más “literal” es “aquel que lucha”.
Wentru: hombre

____________________________
* Se realizaron algunas modificaciones sin alterar el espíritu original del texto el 19.10.2018.

- Advertisment -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Lo Más Reciente