Columna de opinión. Por Raigan Nawel
Rabobank, institución financiera internacional que públicamente promete responsabilidad social y compromiso con la sostenibilidad, ha demostrado ser todo lo contrario. Detrás de sus declaraciones de principios cuidadosamente redactadas en su sitio web, se esconde un patrón inquietante de abuso, explotación y falta de ética que debe ser expuesto.
Este banco, que se presenta como un aliado de las comunidades y un protector del medio ambiente, en realidad ha cometido actos que contradicen flagrantemente sus proclamaciones públicas. Es imperativo que las comunidades mapuche y todas las personas interesadas en la justicia social y la protección de la tierra conozcan la verdadera cara de Rabobank.
En primer lugar, consideremos su participación en el acaparamiento de tierras en Europa del Este. Rabobank ha sido acusado de «land grabbing», o apropiación de tierras, en países como Rumania, Polonia y Brasil. El banco ha comprado tierras que fueron robadas a los agricultores rumanos, desplazando a comunidades enteras y perpetuando un ciclo de pobreza y desposesión. Este acto no solo es ilegal, sino profundamente inmoral, y muestra una completa falta de respeto por los derechos de propiedad y la dignidad de los agricultores locales. Mientras que en su sitio web, Rabobank clama trabajar por un «futuro mejor para todos». Sus acciones demuestran una realidad muy distinta.
Rabobank también ha facilitado el cabildeo de deforestadores brasileños, contribuyendo a la destrucción de la Amazonía. Al financiar actividades que devastan el medio ambiente, Rabobank se posiciona como un enemigo de la sostenibilidad y un cómplice de la crisis climática. Este comportamiento es una traición directa a sus afirmaciones de ser un defensor del medio ambiente. La Amazonía, conocida como el pulmón del planeta, es crucial para la regulación del clima global, y la destrucción de este ecosistema afecta a todos, incluyendo a las futuras generaciones.
Además, el banco neerlandés ha estado involucrado en uno de los mayores escándalos financieros recientes: la manipulación del Libor. Rabobank admitió su culpabilidad en este esquema, pagando multas de $325 millones de dólares y mil millones de dólares.
Esta conducta fraudulenta muestra una cultura corporativa profundamente corrupta y carente de ética, donde la manipulación del mercado se utilizó para obtener beneficios ilegítimos, perjudicando a innumerables prestatarios y socavando la integridad del sistema financiero global.
No debemos olvidar su implicación en la industria salmonera en Chile. Rabobank ha financiado a Multi X, una empresa sancionada por sus prácticas ambientales y laborales cuestionables. La industria salmonera en Chile ha sido criticada por su avaricia y falta de respeto hacia las comunidades locales y el medio ambiente. Al financiar estas operaciones, Rabobank demuestra que sus prioridades están firmemente alineadas con las ganancias a corto plazo, a expensas de la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades locales.
Las comunidades mapuche deben estar alerta. Rabobank, con sus promesas huecas y su fachada de responsabilidad, no es un aliado. Sus acciones hablan más fuerte que sus palabras, y esas acciones han demostrado una y otra vez una falta de ética y respeto hacia las comunidades y el medio ambiente. Este banco no está interesado en el bienestar de la tierra ni de sus habitantes; su objetivo es el lucro, sin importar el costo humano o ambiental.
Es crucial que la nación mapuche a través de sus estructuras organizacionales, valoren la justicia y la sostenibilidad, reconozcan a Rabobank por lo que realmente es: una entidad que engaña y explota, mientras destruye lo que clama proteger. Debemos unirnos y rechazar las falsas promesas de aquellos que solo buscan beneficiarse a expensas de nuestra tierra y nuestra gente. La denuncia, la resistencia y la vigilancia son nuestras mejores armas contra estos agentes de destrucción. Es hora de desenmascarar a Rabobank y proteger nuestro Wallmapu de sus verdaderas intenciones.