«Es pertinente cuestionarse bajo qué procesos nos hemos alejado de estereotipos o construcciones identitarias ajenas, constatar cómo la creación artística se ha aproximado a una construcción imaginaria de nuestras identidades mapuche, incorporando elementos identitarios actuales como ser warriache, champurria y exceder-derribar el binarismo de género».
Por Victoria Maliqueo Orellana
Socióloga Universidad de Chile
18 de abril de 2022
Actualmente en Chile ha emergido una producción artística que impulsa el rescate y la resignificación de la cultura mapuche siendo un ejemplo de ello el arte visual mapuche contemporáneo. Esta producción artística no sólo rescata y reivindica la identidad mapuche de las y los artistas que la realizan, sino que contempla otras reivindicaciones identitarias como el género, clase y generación, posibilitando nuevas formas de resistencia cultural e instalando imaginarios propios.
Hoy en día, como mapuche nos encontramos diseminados y diseminadas en urbes lejos de nuestro origen, siendo despojadas y despojados de nuestra lengua, territorio y muchos otros elementos que han repercutido en nuestra construcción identitaria, y por tanto en los posibles caminos hacia la reivindicación, autodeterminación y al activismo. En este contexto, no se puede obviar que estamos siendo sistemáticamente permeados por la cultura de masas, pero sin embargo, continúa en cada una nosotras y nosotros la necesidad de resignificar nuestra posición, ya sea desde la academia, la política o el mismo arte.
Bájate aquí la memoria de Título Mapuche ad Kudaw fantepu mew arte mapuche contemporaneo
En este sentido, hace algunas décadas, la identidad se ha tornado un punto reflexivo, tanto en la escritura, como en la historia y el arte, lo que ha convocado la urgencia de mirarnos hacia el interior, siendo un reto continuo indagar en el terreno de la identidad dejando atrás ciertos esencialismos, permitiendo tensionar la diversidad en la que hoy configuramos ser mapuche.
Por lo anterior, es pertinente cuestionarse bajo qué procesos nos hemos alejado de estereotipos o construcciones identitarias ajenas, constatar cómo la creación artística se ha aproximado a una construcción imaginaria de nuestras identidades mapuche, incorporando elementos identitarios actuales como ser warriache, champurria y exceder-derribar el binarismo de género. En consecuencia, es fundamental hacer una lectura crítica de ciertos lugares que por décadas han estado asociados a nuestra identidad mapuche desde una óptica ajena, categorías como terrorista, flojo, pobre, se instalaron como un mecanismo diferenciador en términos de definición winka-occidental sobre nosotras y nosotros, hecho que constata las profundas heridas que desde la colonización permean la visión de qué es ser mapuche. Es preciso por ello, salirse de los lugares subalternos asignados por occidente, dar un giro a las potencialidades creativas de nuestro pueblo y volcarlo en el arte contemporáneo, lo que a su vez es también una muestra de los diferentes espacios de lucha que hoy las nuevas generaciones están tomando y empleando como un sitio de visibilización de las distintas problemáticas que cruzan nuestra identidad.
La experiencia de investigación que se plantea resume dos años de trabajo de campo, incorporando las visiones de 18 lamngenes artistas que accedieron a participar, escena en la que confluyen mujeres, disidencias y hombres, provenientes de distintas disciplinas como la pintura, la escultura, el cine, la instalación y la performance, destacándose la mixtura del grupo-comunidad participante, donde fue posible apreciar en cada uno de sus discursos la potencia y proyección que actualmente tiene la creación artística contemporánea mapuche.
Para dar cuenta de la investigación considero pertinente destacar algunos elementos contextuales de esta escena, como la generación e imaginarios, los espacios de exhibición y mencionar algunas obras que dan cuenta de la apertura y significación que este espacio está teniendo en la actualidad.
Generación e imaginarios:
Ante la diversidad que abarcó la investigación es preciso establecer una diferenciación generacional respecto a los imaginarios identitarios propuestos por las y los artistas, diferenciando en tres grandes grupos generacionales. La década de los 90´ se definía por el foco de – “la autodeterminación mapuche”- generación en la que es posible apreciar un imaginario donde los y las artistas principalmente abordaban una reivindicación de la identidad étnica. La segunda generación se ubica en la primera década de los 2000, en la cual el imaginario propuesto complejiza paulatinamente la identidad mapuche -mapuche-Warriache. Mientras que el último periodo, comprendido desde el 2010 a la fecha, se incorpora una mayor cantidad de artistas quienes mayoritariamente se identifican con la identidad mapuche-champurria, correspondiendo al concepto de identidades interseccionales.
Espacios de exhibición:
Una de las problemáticas que tensiona la escena artística son los espacios de exhibición, pues, pese a la progresiva apertura que han tenido es necesario hacer un cuestionamiento hacia estos lugares, pues si bien algunas y algunos artistas se sienten conformes con exhibir en lugares como galerías privadas, universidades o museos, otros no comparten esta visión, pues plantean que el límite entre la apropiación cultural y el interés genuino es muy difuso, por lo cual el exponer en dichos lugares se transforma en una disputa por espacios que han estado en manos de la élite y donde se ha configurado un discurso de imaginarios complacientes para el Estado Chileno.
Algunas obras:
Al hacer un recorrido por las obras y los discursos de las y los artistas participantes en la investigación, destaca la creación efectuada por Bernardo Oyarzún en Bajo sospecha (1998) obra que marca un paso fundamental para la visibilización del arte visual mapuche contemporáneo, empleando Photoshop logra problematizar la detención bajo sospecha como medida represiva empleada en la época. You will never be a Weye (2015), performance de Sebastián Calfuqueo quién propone un enfoque interseccional de la identidad mapuche por medio de la problematización de la desaparición de la figura del machi weye de la cultura mapuche. Mala Junta (2016) dirigida por Claudia Huaquimilla, película que marca un referente para la producción cinematográfica mapuche, empleado el contexto territorial mapuche como el espacio reflexivo de los conflictos de la juventud. Etnoturismo (2017) de Paula Baeza Pailamilla y Mariairis Flores, performance en la que la artista se encuentra tejiendo dentro de una cápsula transparente, proponiendo un diálogo solapado entre ella como sujeto-objeto de la obra y el público. Kutrankulei, el enfermo (2017) de Khano Llaitul y Anthony Nahuelhual, es una obra de teatro que plantea un teatro mapuche a lo mapuche, elaborando desde el guion hasta su puesta en escena junto a su comunidad. Cosecha (2018) de Francisco Vargas Huaiquimilla, performance en la que el cuerpo disidente es la plataforma de crítica al extractivismo de las forestales, entre otros elementos que cruzan los territorios físicos y simbólicos de ser mapuche. Estas obras son algunas de las citadas en la investigación, artistas que contribuyen a construir imaginarios que incorporan otras problemáticas identitarias de lo mapuche, como el género y los territorios.
Conclusiones
Mediante esta investigación no sólo fue posible establecer una mirada hacia el quehacer de las y los artistas, sino como en sus creaciones se visibiliza la urgencia que tenemos de pensarnos como pueblo, aludiendo a un momento histórico en que podemos imaginarnos a cada una y uno de nosotras, rescatar la diversidad de nuestros cuerpos, los diversos territorios que habitamos, configurando con ello, más allá de un imaginario individual, el imaginario de nuestro pueblo desde nuestro pueblo, habitando un lugar reflexivo negado por siglos.
Es preciso comentar que más allá de la revisión de un caso de estudio desarrollado por una investigadora mapuche entorno al arte mapuche contemporáneo, este apartado considera pertinente evidenciar la envergadura de la producción artística actual, que marca una escena artística mapuche que considera urgente expresar por medio de sus obras las tensiones de una época.
En el contexto en que vivimos, el arte sigue fortaleciendo los espacios de reflexión comunitaria, apostando por visibilizar problemas latentes en espacios como la calle y saliendo de galerías, compartiendo en parte el recorrido del arte mapuche contemporáneo, que por décadas luchó y continúa disputando un espacio propio, en el que se proponga un discurso desde la mixtura de nuestro pueblo.