La ofensiva y ya a estas alturas desfasada carta de Sergio Villalobos, que publicó este jueves (07.04.2022) El Mercurio, fue respondida por Jorge Schaerer Contreras.
Viernes 08 de abril de 2022
Cartas al Director: “Costumbres araucanas”
«En abril del 2013, en Colliguay, un grupo de huincas, ningún reche, quemó viva a una guagua de tres meses porque era el Anticristo.»
Señor Director.
Usando su propia cultura como Procusto su lecho, Sergio Villalobos dice que los reches, a los que llama araucanos, nunca tuvieron un gobierno central. Olvida que la democracia tribal organiza la sociedad y la economía de abajo hacia arriba, en forma piramidal, para evitar todo poder que disponga de derecho de coacción. La tribu no es dirigida por líderes a los que debe obediencia, sino que está encabezada por personas hábiles en evitar conflictos en su seno, y por ello gozan de autoridad. Puesto que eso requiere de experiencia, generalmente son viejos. Ese es el significado de lonko en mapuche, de mzee en swahili, etcétera.
Dice Villalobos que la justicia era inexistente entre los reches, pero a continuación habla de víctimas de delitos, lo que implica la existencia de un marco jurídico. Dice que la forma de muerte era generalmente el descuartizamiento del culpable, en realidad era la pena máxima, la misma aplicada a William Wallace en la Inglaterra de Eduardo I. Dice que el canibalismo era práctica corriente. Crónicas antiguas hablan de una sequía tan aguda, que llevó a ello. Dice que el territorio propio de cada tribu no podía ser traspasado. Su propiedad es colectiva para impedir la fragmentación del suelo, fatal en una economía basada en la agricultura. Dice que a la mujer correspondía hacer los trabajos más duros. En realidad, como en toda sociedad agrícola, hacía los del hogar y llevar la huerta. Aún hoy el trabajo de la mujer es duro en cualquier sociedad.
Dice Villalobos que las mujeres eran vendidas. Hasta hace pocos decenios, esa costumbre era recordada en occidente mediante el pago de las arras en la ceremonia del matrimonio. Dice que en las fiestas y borracheras reinaba el desorden y la más absoluta promiscuidad. Parece que en las nuestras también. Dice que se crearon escuelas para reches. Lo hizo la Corona. Una de las acciones del primer Congreso Nacional, en 1811, fue obligar a cerrarlas cortándoles el financiamiento. Finalmente, dice que las atrocidades siguen practicándose, y cita un caso. Yo recuerdo otro. En abril del 2013, en Colliguay, un grupo de huincas, ningún reche, quemó viva a una guagua de tres meses porque era el Anticristo.
Jorge Schaerer Contreras