Reportaje gráfico y escrito / A continuación, compartimos reportaje escrito y fotográfico de una reportera y comunicadora de Francia, quien da cuenta de la situación que atraviesan territorios dañados, depredados con graves implicancias a la población a causa del extractivismo y que en este caso involucra acciones de una transnacional con capitales franceses.
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En Tocopilla y Mejillones, en el desierto de Atacama al norte de Chile, la vida diaria es apacible. Como se encuentra en pleno desierto, hace mucho calor, el océano Pacífico es tranquilo y la brisa marina es muy agradable. Las familias con sus niños, los grupos de adolescentes, las parejas, tienen la costumbre de pasear en la playa durante las tardes y los fines de semana. No obstante, esos habitantes viven en una “Zona de sacrificio”. Es decir, es un territorio muy contaminado donde la industria prevalece sobre la salud de la gente y del medio ambiente.
Por MARION ESNAULT
© Nota y registro fotográfico: Marion Esnault
Tocopilla y Mejillones, que tienen alrededor de 25 000 y 13 000 habitantes respectivamente, son dos ciudades costeras del norte de Chile, ubicadas en el territorio más árido del mundo. Ambas ciudades, por encontrarse a orillas del océano Pacífico, son históricamente puertos pesqueros. Hoy en día, son sobre todo zonas industriales muy contaminadas. La empresa francesa Engie (ex GDF-Suez), que se presenta como un líder mundial de la transición energética, detiene en esta región termoeléctricas a base de carbón (5 unidades en Tocopilla y 4 unidades en Mejillones). En otras palabras, menos técnicas, la transnacional de la energía posee fábricas que producen electricidad a base de carbón que importa de algunos países extranjeros (Colombia, Estados Unidos, etc.) trasladándolo por el mar con inmensos barcos cargueros.
Mejillones y Tocopilla se ubican en la región de Antofagasta que tiene el récord triste de la tasa más alta de cáncer en Chile. No existen estudios específicos para conocer la tasa de cáncer por cada ciudad, pero Marcelo, el director del hospital de Mejillones, hizo sus propios estudios “La primera causa de consulta en el hospital es por causa respiratoria (…) No tenemos los recursos para hacer estudios de causa pero está claro que el factor ambiental es un factor de causa de enfermedad y muerte respiratoria”. De las 29 unidades que se encuentran en Chile, 9 son explotadas por la multinacional francesa, Engie, la cual pertenece, vale recordar, en un 25% al Estado francés.
En su carta ética, Engie «se compromete ante las comunidades en las cuales tiene sus actividades a respetar el medio ambiente (…) y a reducir su impacto ecológico». El articulo 19 (linea 8) de la Constitución política chilena dice que cada persona tiene «el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación». Sebastián Piñera, el nuevo presidente de Chile, dice que “las tragedias ambientales y sanitarias de Mejillones hablan mejor que mil palabras”. Y sin embargo, en Mejillones, Engie está construyendo una nueva termoeléctrica a base de carbón que se llama “Red Dragon” (el Dragón Rojo).
Los Amigos de la Tierra Francia es una ONG que lucha desde algunos años para que Engie cierre sus termoeléctricas a base de carbón a lo largo del mundo. En Chile, los Amigos de la Tierra trabajan con una ONG que lucha también para la transición energética, Chile Sustentable.
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En Tocopilla al norte de Chile donde viven 25 000 habitantes, la transnacional francesa Engie está desde 1915 y explota las 4 termoeléctricas a base de carbón más viejas de Chile. Tienen 57 años. El tiempo de “vida útil” de una termoeléctrica es de 27 años.
La ciudad de Tocopilla, ubicada en el Norte de Chile, está bloqueada entre el desierto de Atacama y el océano Pacífico. Se construyó al pie de un inmenso cerro y la mayoría de esas actividades conciernen el mar. Está clasificada por las autoridades como “Zona saturada”.
Históricamente Tocopilla es un puerto pesquero.
René, el presidente del sindicato de pescadores explica que « hoy en día, las empresas están reguladas, pero antes podían contaminar como querían. La contaminación no es tema de ahora, viene desde años. Por eso, Tocopilla es “Zona saturada”. Tocopilla no puede contener más termoeléctricas. Entonces ahora las construyen en Mejillones. Y allá es diez veces peor que acá ».
En Tocopilla, como en Mejillones, la mayoría de los trabajadores de las termoeléctricas trabajan aproximadamente 10 horas cada día durante 20 días. Después tienen un descanso en familia durante 10 días. Arriendan piezas dentro de casas privadas. Como dice este proprietario : « Ahora es un negocio ! »
El 5 de febrero 2018, un trabajador joven de 25 años murió electrocutado en una de las termoeléctricas a base de carbón de Engie en Mejillones. Según sus cercanos, parecería que la empresa le encargó realizar trabajos de electricidad a pesar de que su labor habitual era la de mecánico. Una investigación está en curso.
La producción de electricidad por parte de las termoeléctricas a base de carbón genera gran cantidad de cenizas compuestas de productos químicos. En Chile, esos desechos, muy contaminantes, no se consideran como peligrosos. En Tocopilla esas cenizas son depositadas al lado del mar, aproximadamente a 5 kilómetros del centro de la ciudad. En 2016, hubo un aluvión muy fuerte que arrastró todo hasta el océano, incluso las cenizas contaminadas.
Manuel vivo toda su vida en Tocopilla. Tiene 46 años. Es cantante y vendedor. Dejo su actividad cuando descubrio que tenia un cancer del estomago.
Fernando fue el alcalde de Tocopilla, de 2012 a 2016: « Me permito conocer de cerca como funcionan y como operan y lo nefasta que son las termoelectricas y creo que la subestimamos ».
Silvia es fundadora y presidente de la asociación de Agrupación de ayuda a los enfermos del cáncer en Tocopilla. Según ella, “la agrupación substituye a los servicios públicos de salud”. Con la agrupación, ya postularon a apoyos financieros de Engie, pero sigue siendo muy consciente y realista : “Reconozco que son ellos que nos apoyaron por las sillas de ruedas, el material médico….pero también reconozco que son ellos quienes contaminan. Hay que decir la verdad!”.
Las termoeléctricas a carbón de Engie en Tocopilla siguen funcionando día y noche a pesar de su antigüedad: 57 años. Los Amigos de la Tierra Francia y Chile Sustentable, dos ONGs, trabajan juntas para que Engie cierre sus unidades lo más antes posible.
A 130 kilómetros al sur de Tocopilla, se encuentra la ciudad de “Mejillones” y sus 13 000 habitantes.
Engie se instaló en Mejillones en 1995 construyendo una primera termoeléctrica epónima, la Central Térmica Mejillones, que tiene hoy en día una capacidad de producción de 592 Megawatts.
A mediados del 2018 una nueva unidad (la tercera) que representa una inversión de 1100 millones de dólares debería ya estar activa.
Graciela, 67 años, tiene cáncer de mama. Una de las calamidades que sufre Mejillones es el consumo de crack. Su hija falleció en 2014 a causa de esa droga. Crió sola a su nieto, Jonathan: “Acá, cada uno tiene su mundo. Nadie se preocupa de la salud de la gente. Muchas personas se mueren de cáncer.”
La zona industrial de Mejillones se construyó al pie de las casas del pueblo.
Graciela vive a algunos metros de la zona industrial dentro de un contenedor equipado. Como persona mayor, tiene 50 000 pesos cada mes para vivir. Para el cáncer que tiene, no tiene ninguna ayuda. Cada mes, se hace llevar “agua para el consume humano” que no se aconseja beber.
Los pescadores artesanales y las termoeléctricas a carbón deben convivir. Los efectos negativos sobre el ecosistema marino tienen consecuencias también sobre la actividad de los pescadores, los cuales tienen que ir a pescar más lejos para no contaminar, a su vez, a sus propios vecinos.
Un nuevo muelle fue inaugurado a fines del 2017. Una de las razones por la cual las termoeléctricas a base de carbón están construidas en la costa es que los combustibles vienen por el mar.
Mejillones se llama así porque la bahía del puerto estaba llena de esos mariscos cuando llegaron los españoles.
El nuevo muelle de Mejillones fue construido para descargar más de 6 millones de toneladas de carbón al año para alimentar a las termoeléctricas de Engie. A cada descarga que se opera gracias a una enorme pinza, se pierde un poco de carbón que va al mar.
Marcelo, 66 años, tesorero del sindicato de pesca artesanal «Alga Roja», vivió toda su vida en su barco “Mamita Yola”. Según él, “no se puede producir más mariscos en la bahía de Mejillones, ya que está contaminada por las fábricas.” Reconoce que “Engie ayudó mucho a los pescadores y mariscadores de la ciudad, a diferencia de las otras empresas, pero de todas formas tienen que disminuir la contaminación.”
Un buceador industrial que trabaja con las empresas energéticas y que prefiere guardar el anónimo, explica que “la población marina se redujo al 5% de lo que existía antes.” Testimonia : “Yo, el fondo marino lo veo a diario, Y veo carbón fosilizado, carbón endurecido. Las jaibas en el fondo de la bahía, tienen la caparazón llena de carbón. ”
Los màs viejos de Mejillones, como René, se acuerdan con nostalgia de la abundancia de los peces y mariscos dentro de la bahía de antaño.
Para enfriar a las turbinas que producen electricidad dentro de una termoeléctrica a base de carbón, grandes volúmenes de agua son bombeadas del océano. Una vez que enfriaron las turbinas, las aguas recalentadas y llenas de productos químicos anti-alga son echadas al océano.
Antes de la implementación de fábricas en Mejillones, la bahía estaba llena de una inmensa biodiversidad marina. Según ciertos pescadores, la población marina se redujo al 5% de lo que existía antes.
En la zona industrial de Mejillones, otras fábricas participan a la contaminación ambiental. Las cuatros chimeneas en la foto son de una sola fábrica. Su actividad: producir harina a base de desechos de peces para alimentar a los peces de cría.
Augustino murió en octubre 2016 de una cardiopatía. Estudios internacionales demuestran que, entre los contaminantes atmosféricos que emiten les termoeléctricas a base de carbón, algunos como el mercurio (un metal pesado) pueden provocar daños cardiovasculares importantes.
Liza y su esposo viven en Mejillones desde hace 15 años. Tienen dos hijos. En octubre 2016, perdieron a su hijo Agustino de una cardiopatía. En diciembre 2017, vinieron a la iglesia para celebrar a los 4 años del nacimiento de su hijo fallecido.
Todos los días, camiones que trasladan ácido sulfúrico desfilan en Mejillones.
Todas las semanas, Liza viene a visitar la tumba de su hijo Augustino: “Todo fue muy rápido. No sabíamos que estaba enfermo. Hasta ahora, no pensaba que la contaminación podía causar enfermedades cardíacas”. No existen antecedentes en la familia.
En la entrada de la zona industrial muy cerca de la ciudad, Enaex, quien se presenta como líder en la fabricación de explosivos para la minería, posee una de sus fábricas más viejas: una planta de producción de nitrato de amonio.
Maria, 55 años, llegó a Mejillones cuando tenía 10 años, después del golpe militar de Pinochet. En 1995, realizó que sus hijos crecían en una “Zona de sacrificio” decidió actuar. Llevó a cabo algunas acciones con su agrupación Mejiambiante : “Hicimos analizar por un investigador una prueba de polvo recogido en el techo del liceo. Encontraron 14 metales pesados”. Una denuncia fue presentada. Nada cambió.
Consciente del entorno saturado y sacrificado en el qué crecieron, un grupo de jóvenes entre 20 y 35 años fundaron una agrupación de protección del medio ambiente y para el desarrollo de actividades deportistas y culturales, Caminantes de la Niebla.
Entre las actividades propuestas por los jóvenes, está la limpieza del basurero salvaje. Claudio, uno de los fundadores, explica: “hoy en día, la descarga municipal está muy lejos, cierra temprano y hay que pagar. Entonces, la gente viene a botar sus desechos acá.” Cada dos semanas, ellos mismos vienen a limpiar, logrando que la municipalidad venga a hasta el basurero salvaje a ayudarlos con excavadoras.
Engie construye en Mejillones una nueva central a carbón. En la familia de las energías fósiles, la que tiene más impacto sobre el medio ambiente y en el cambio climático es: el carbón. Cuando se creó una Alianza mundial para la salida del carbón en noviembre 2017, durante la COP23, la Ministro canadiense del Medio Ambiente dijo que “aproximadamente un millón de personas mueren cada año en el mundo a causa de la contaminación atmosférica provocada por la combustión del carbón”. Engie forma parte de esa Alianza.