Diciembre será un mes de alta exposición internacional del gobierno de Macri. El jueves, tomará posesión de la presidencia del G20 y el viernes comenzarán las mesas de trabajo en la ciudad de Bariloche. Días después se realizará la cumbre de la Organización Mundial de Comercio en Buenos Aires. Detrás de las luces, las alfombras y las rondas de negociaciones, el gobierno buscará mostrar al mundo su firmeza en cuanto a la protesta social. Al asesinato Rafael Nahuel, la desaparición y muerte de Santiago Maldonado y la persecución a la comunidades, se le suma la militarización de los territorios donde se realizará la cumbre. Caravanas de tropas de gendarmes se movilizaron en estos días camino a la comarca andina.
Por OPSur
El presidente de la Nación, Mauricio Macri, prometió hacer que “Argentina vuelva al mundo”. Dicho retorno implica, desde su perspectiva, de un fino trazo en el diseño de las políticas neoliberales emprendidas, con la búsqueda de una añorada “lluvia de inversiones” que se concrete en algunos sectores clave de la economía, como el extractivo. En ese esquema los foros internacionales que sustentan la geopolítica neoliberal se transforman en la mejor vidriera del retorno al mundo.
Trazando ese camino, el jueves 30 el primer mandatario tomará posesión de la presidencia del G20 en el Centro Cultural Kirchner, y al día siguiente se realizará en Bariloche el lanzamiento de las mesas de trabajo, en las que los denominados “sherpas”- altos representantes- de los distintos países discutirán -entre el 14 y el 16 de diciembre- sobre Desarrollo y Economía Verde, Agricultura, Empleo, Corrupción, Turismo y Negocios. En total se realizarán cincuenta reuniones temáticas, en diferentes ciudades del país, en las que se confeccionarán distintos acuerdos en materia de seguridad, energía, cambio climático, trabajo y educación -entre otros temas-, que serían firmados en el segundo semestre de 2018.
Casi en paralelo, del 10 al 13 de diciembre se desarrollará en Buenos Aires la Undécima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), otro de los foros con el que el presidente argentino intentará mostrarse al mundo. Este último está compuesto por 164 países y el acto inaugural tendrá lugar en Centro de Convenciones de Buenos Aires.
Bariloche el campo de guerra para el “enemigo interno”
Cuando en julio de este año se realizó en la ciudad alemana de Hamburgo la cumbre del G20, las protestas tuvieron como consigna “Wellcome to hell” (Bienvenidos al Infierno). Ese infierno se ha traslado a la Patagonia, donde se viven momentos de máxima tensión por los avances represivos sobre las comunidades mapuches de Río Negro, Chubut y Neuquén y el empecinamiento del gobierno nacional de transformar a este pueblo indígena en el nuevo enemigo interno.
El sábado 25 fue asesinado Rafael Nahuel por efectivos del grupo Albatros, dependiente de Prefectura Naval, y al menos otras cuatro personas resultaron heridas con armas de fuego. La represión, que comenzó el 23 con la detención de mujeres y niños/as, se dio en el marco del desalojo al Lof (comunidad) Lafken Winkul Mapu, en Villa Mascardi, en las afueras de Bariloche.
Tres meses antes, el 1 de agosto, la represión de una protesta de Pu Lof Cushamen en Resistencia, que reclamaban la liberación de su lonko, Facundo Jones Huala, culminó con el ingreso ilegal de las fuerzas de la Gendarmería Nacional a la comunidad. En ese marco desapareció el joven Santiago Maldonado, 72 días después su cuerpo fue hallado sin vida en una zona que fue varias veces rastrillada.
En ambos casos, el Estado Nacional defendió en todo momento la actuación de las fuerzas de seguridad, lo que resulta lógico si se considera que no fueron más que el brazo ejecutor de una orden política. Esto quedó de manifiesto con hechos como la coordinación de las acciones represivas por parte del jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Nocetti, el día de la desaparición de Santiago Maldonado.
A esto se suma un despliegue de fuerzas seguridad y organismos de inteligencia sobre las organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda y comunidades mapuche. El gobierno informó que tanto la Agencia de Inteligencia Federal (AFI) como los aparatos de inteligencia de las distintas fuerzas trabajan para mapear la militancia anticapitalista que pueda manifestarse en las distintas agendas donde funcionen los foros.
La posibilidad de masivas protestas es frenada con un despliegue policial que implica severas restricciones a las libertades de los habitantes de esos territorios. En el caso de la cumbre de la OMC, esta militarización se extiende hacia el centro de Buenos Aires y barrios como Puerto Madero, con medidas como el empadronamiento de las huellas dactilares de las y los vecinos, el cierre de los locales comerciales de la zona y el corte del tránsito en prácticamente todo el microcentro porteño. En el caso de las reuniones del G20, implicará la militarización de Bariloche y las comunidades de la región.
De este modo, la represión y militarización de los territorios afectados por la avanzada neoliberal, tienen un relato con los mismos procesos que ocurren en los lugares donde se deciden estas políticas. La restricción de libertades y movilizaciones, el espionaje, la militarización, el recorte de derechos y la represión, entre otras medidas, no son consecuencia de estas políticas sino verdaderos posibilitantes de que puedan ser desarrolladas. Solo así se logra imponer el neoliberalismo.
Una superliga mundial
El G20 fue creado en 2008 y reúne a los gobiernos de Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, India, Brasil, Italia, Canadá, Corea del Sur, Rusia, Australia, México, Indonesia, Turquía, Arabia Saudí, Argentina y Sudáfrica. Además participan representantes de organizaciones como la ONU, el FMI, el Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, la OMC y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Si bien las resoluciones no son vinculantes, estas se transforman en lineamientos políticos tras los acuerdos que se firman entre los miembros. Este año el cambio climático fue un punto de tensión a raíz de las declaraciones negacionistas del presidente norteamericano Donald Trump. En 2009 el eje más debatido fueron los denominados “paraísos fiscales” tema que, de colarse en la agenda, sería bastante incómodo para el gobierno argentino, ya que en los informes “Panama Papers” y “Paradise Papers” aparecen como dueños de empresas off shore desde el presidente a varios miembros del gabinete.
En cambio la OMC va a funcionar sólo en Buenos Aires, entre el 10 y 13 de diciembre. Dicho foro está compuesto por más de 160 países y tiene como principal objetivo avanzar en la liberalización del comercio mundial. Para esto se realizan rondas de negociaciones y reuniones ministeriales, como la de Buenos Aires, que es su máxima instancia.
De este modo la OMC se ha transformado en el cónclave más preciado del neoliberalismo internacional y por lo mismo cuenta con un amplio rechazo popular. Hitos como las protestas de Seattle en 1999, están marcados a fuego para el movimiento anticapitalista mundial. En esa senda, durante el encuentro de la OMC, se realizará también una Cumbre de los Pueblos, en la que participarán delegaciones de organizaciones indígenas, sindicales, campesinas y de mujeres, entre otras, que desarrollarán una serie de foros y movilizaciones para instalar alternativas al modelo promovido por la OMC.