martes, noviembre 5, 2024

Ciclones, cambio climático y especulación inmobiliaria: el caso Harvey

El condado Harris en Texas cuenta con 4,5 millones de habitantes. Un tercio de su superficie está hundida en las aguas como consecuencia del paso del ciclón Harvey. La ciudad de Houston parece un archipiélago de islotes en medio de un inmenso pantano de agua embarrada. En algunos barrios, las aguas han llegado hasta el primer piso de las casas. Hay que lamentar 22 muertes, pero este número no será definitivo mientras las aguas no se retiren. Decenas de miles de personas están sin abrigo. Los daños materiales son enormes, mucha gente se ha arruinado, sobre todo entre las capas modestas.

Por Daniel Tanuro – Fuente:  vientosur.info

Violencia creciente de los ciclones

Los ciclones se forman en el océano en las regiones tropicales. Su fuerza, la velocidad a la que esta fuerza crece y la cantidad de agua que acarrean son tres variables que están en función de la evaporación de la superficie del mar, por tanto, de la temperatura del agua. En el Golfo de México, a finales del verano, el agua está más de un grado Celsius más caliente hoy que hace treinta años. Los ciclones tienden por tanto a ser más violentos y a reforzarse más rápidamente. Ahora bien, cuanto más violentos son, más capaces son de succionar grandes cantidades de agua y transportarlas a la atmósfera (que también está más húmeda debido al calentamiento).

Harvey ilustra desgraciadamente la tendencia al reforzamiento de los ciclones. La velocidad de sus puntos de viento ha aumentado al menos 55 km/h en un período de 24 horas (Harvey es por tanto un ciclón de fuerza 4 en la escala de Saffir-Simpson, que llega hasta 5). El viernes pasó muy rápidamente de 96 a 193 km/h antes de alcanzar los 210 km/h. La cantidad de agua lanzada es aterradora: más de 120 centímetros de agua han caído en algunos días sobre la región de Houston. Y no ha acabado. Ahora la afectada es Luisiana.

Una vez que un ciclón llega a tierra, su fuerza tiende a debilitarse y se transforma en tempestad tropical. En el caso de Harvey, la amplitud de la catástrofe ha aumentado debido a que esta tempestad ha permanecido prácticamente inmóvil: estaba atrapada entre dos zonas de alta presión que la empujaban en direcciones opuestas. (Algunos climatólogos piensan que este tipo de situación también tiene que ver con el cambio climático, pero esto sigue siendo una hipótesis). Como consecuencia, las trombas de agua han caído sobre el condado de Harris durante días. Debido a la ausencia de movimiento, ha habido incluso un fenómeno de retroacción positiva: al contacto con el suelo caliente, la lluvia se ha evaporado y ha realimentado al cielo en reservas de agua…

Un efecto del cambio climático

La gravedad de la catástrofe casa perfectamente con las proyecciones científicas sobre los efectos del cambio climático. Kerry Emanuel, un profesor de ciencias de la atmósfera en el Massachusetts Institute of Technology, ha comparado la evolución de 6.000 tempestades simuladas, respectivamente en las condiciones del siglo XX y en las condiciones de finales del siglo XXI si las emisiones de gas con efecto invernadero continúan aumentando. Su conclusión es la siguiente: en los años 1900, la probabilidad de ver a un ciclón ganar más de 55 km/h durante las 24 horas precedentes a su llegada a tierra era de una por siglo; en los decenios que vienen, este tipo de fenómeno se podría observar cada diez años.

Otro investigador, Michael Wehner, del departamento de Energía del Laurence Berkeley National Laboratory, estima que la subida de la temperatura debida al cambio climático antrópico provoca al menos entre el 10 % y el 15 % de aumento de las precipitaciones ligadas a los ciclones. Pero el aumento podría ser mucho más importante si el calentamiento antrópico se combinará con otros factores, atribuibles a la variabilidad natural del clima. En este caso, dice, las precipitaciones podría aumentar un 50 %, incluso más (1). 

Las proyecciones sobre la frecuencia de los ciclones violentos están confirmadas por las observaciones. Según los criterios del servicio encargado del control de las inundaciones en el condado Harris, la región ha conocido ocho tempestades excepcionales entre 1998 y 2016. Cinco de ellas estaban consideradas como de las que tienen una oportunidad sobre cien de producirse en un año. Las otras tres eran aún menos probables. En 2016, Houston ha sufrido inundaciones incluso dos veces: por una tempestad del primer tipo en mayo, y otra del segundo tipo en abril… (2)

Trump, un bombero pirómano

Donald Trump ha intentado aprovecharse de Harvey para desviar la atención de sus problemas: las consecuencias de Charlottesville, sus peligrosas fanfarronadas frente a Kim Jung Un, etc., etc. Antes de la llegada del ciclón, desde la Casa Blanca, multiplicó las declaraciones y las promesas de apoyo. El martes 29 de agosto, acudió a los lugares de la catástrofe con su esposa y al menos seis miembros de su administración (entre ellos el general Kelly, su jefe de gabinete). Para hacerse notar, no para reconfortar a las víctimas: ¡ni siquiera las visitó!

Trump en los lugares de una catástrofe climática es algo así como un pirómano que contempla su incendio. Megalómano narcisista, el Presidente nacional-populista quiere entrar en la Historia por su respuesta ejemplar (¡en su opinión!) a la catástrofe de Houston, que califica de «natural«. «Queremos hacerlo mejor que nunca antes«, ha declarado. «Queremos que se nos mire en cinco años, en diez años, como un modelo de lo que hay que hacer» .

Es evidente que, al contrario, es como un modelo de lo que no hay que hacer como entrará Trump en la Historia. Primero, porque niega la realidad del cambio climático. Porque ha denunciado el acuerdo de París sobre el clima (aunque totalmente insuficiente, este acuerdo tiene la ventaja de fijar un objetivo: 2ºC máximo de calentamiento y «continuar los esfuerzos para no superar 1,5ºC»). Porque hace todo lo que puede para relanzar la explotación del carbón y apoyar la de las arenas bituminosas de Canadá (relanzamiento de los oleoductos Keystone XL y Dakota). Porque quiere cortar la financiación pública a los investigadores que trabajan sobre el calentamiento. Porque enfatiza sobre Houston pero le importan un pimiento las catástrofes climáticas al menos tan graves como ésta en los países del Sur, como en Filipinas (que no tienen prácticamente ninguna responsabilidad en el calentamiento) (4).

El sector inmobiliario, ni tocar

Pero la catástrofe de Houston pone a la luz una segunda razón por la que Trump es lo contrario de un modelo: el apetito de lucro de los patronos del sector inmobiliario, del que forma parte. La especulación y el cemento funcionan a tope en el condado Harris, como en la mayor parte de las regiones costeras. Entre 1992 y 2010 se construyó en el treinta por ciento de las tierras húmedas. Las superficies impermeabilizadas como consecuencia del desarrollo inmobiliario han crecido un 25 % entre 1996 y 2011 (5). Los biotopos capaces de absorber las precipitaciones han sido, en gran parte, absorbidos; las aguas pluviales aumentan desbordando la capacidad de los sistemas de evacuación e inundando los barrios.

Sería necesaria una regulación estricta para impedir -en la medida de lo posible- que la agravación de las catástrofes se saldará con una agravación de los efectos, ¡tanto más peligrosa cuanto que la región está trufada de fábricas petroquímicas muy contaminantes! Pero el Departamento de control de inundaciones de Harris County no quiere oír nada: sus responsables niegan la tendencia al agravamiento de los ciclones. Denuncian la «agenda antidesarrollo» de los científicos así como a las asociaciones conservacionistas del medio ambiente. Extraña ceguera. Hay que decir que las sumas de dinero en juego son astronómicas y susceptibles, quien sabe, de corromper a bastantes funcionarios…

En junio de 2001, la tempestad tropical Allison hizo caer cerca de un metro de agua sobre Houston en cinco días, con 73.000 casas inundadas. Más de la mitad se encontraban en zonas en las que la probabilidad de inundación era inferior a 1/100 por año. Veintidós personas murieron y los daños alcanzaron los 5 mil millones de dólares. Era una advertencia. No fue oída: los proyectos inmobiliarios continúan desarrollándose como champiñones… en particular en las zonas devastadas por Allison. Para el mayor beneficio de los vampiros tipo Trump, que niegan el cambio climático y maldicen las «regulaciones destructoras de empleo«.

¿Quién dijo lucha de clases?

Cada catástrofe tiene por efecto la caída temporal de los precios en las zonas afectadas. Y los promotores se precipitan para hacer buenos negocios. Evidentemente, apuestan porque el mercado no tarde en recuperarse, lo que les garantizará hermosas plusvalías. Es un ciclo infernal, pues cada una de estas oleadas de inversión inmobiliaria ha significado a la vez un aumento de la segregación social (contra trabajadores, negros y mujeres), y un aumento de las superficies impermeabilizadas, con un aumento de la sensibilidad de la región a la violencia creciente de los ciclones y, por tanto, una multiplicación de las catástrofes.

Tarde o temprano, este encadenamiento desembocará en un hundimiento duradero del mercado en las zonas costeras más expuestas. ¿Qué harán entonces los promotores y las aseguradoras? Cambiarán de terreno de juego para responder a la demanda de los ricos de vivir seguros en tierras más elevadas… En Houston, se trata de barrios como Little Haiti y Liberty City, habitados por asalariados y asalariadas de rentas bajas, con una fuerte proporción de negros y de mujeres (6). Como en Nueva Orleans tras el Katrina, la gente pobre será la que pague el pato. ¿Quién dijo lucha de clases?

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Notas:

1.  How Climate Change Likely Heightened Harvey’s Fury, National Geographic, 28/8/2017.
2.  Boomtown, Flood Town, The Texas Tribune and ProPublica, 6/12/2016.
3.  Trump vows vigorous response after viewing Harvey’s devastation, The Hill, 29/8/2017.
4. http://www.independent.co.uk/news/world/asia/india-floods-bangladesh-nepal-deaths-millions-homeless-latest-news-updates-a7919006.html

5.  Boomtown, Flood Town, The Texas Tribune and ProPublica, 6/12/2016

6.  How climate change could turn US real estate prices upside down, The Guardian, 29/8/2017

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