El Movimiento por la Asamblea Constituyente Los Ríos en Valdivia, Chile declara públicamente su solidaridad y apoyo a la asamblea constituyente en la hermana república bolivariana de Venezuela, en tanto, concebimos los ejercicios constituyentes como procesos legítimos de los pueblos para ejercer sus derechos fundamentales a la soberanía, participación democrática y a libre autodeterminación de los pueblos.
Rechazamos y condenamos la injerencia e intervención extranjera en Venezuela orquestada desde esferas oligárquicas e imperialistas con el infaltable concierto de los medios masivos de comunicación dominantes que han estado detrás de la opresión de los pueblos latinoamericanos. Reconocemos que siempre ha incomodado el legado histórico alcanzado por la revolución bolivariana en materia de construcción de poder popular y conquista de derechos sociales como la innegable codicia sobre el territorio venezolano en términos geopolíticos por su posición estratégica y riquezas en hidrocarburos y ambiente. De este modo, aunque diferenciados por las circunstancias de cada contexto, recordamos el asedio y el ataque sufrido por intereses similares siniestros en nuestro país, que bajo la careta falaz de “defender la democracia”, terminaron en el golpe de Estado que consolidó a sangre la Dictadura con todo el costo social y la secuela de dolor dejada tras ella. Nuestro movimiento que apuesta por el cambio de la Constitución impuesta en Chile, desde aquel nefasto período y cuya vigencia hasta nuestros días es inadmisible, es muestra de la lucha que aún damos por librarnos de este régimen.
En aquella época se vivió también el asedio, la desestabilización, la crisis y el desabastecimiento configurados artificialmente, acciones que desaparecieron del cubrimiento de los medios y de la atención pública una vez logrado el ascenso del poder y las definiciones de “democracia” acomodadas y convenientes a sus intereses. La transformación profunda de nuestras relaciones comunitarias, el desmonte de derechos sociales, radicales privatizaciones, profundización del modelo extractivista de nuestros recursos naturales y la violación a nuestro medio ambiente, la concentración vergonzosa del poder en dominantes grupos económicos que controlan el destino de nuestras gentes en función de sus negocios, son todos estos efectos de un modelo neoliberal capitalista que ascendió producto del ataque planificado. En ese sentido, llamamos a guardar el respeto por el proceso constituyente venezolano y alertamos desde la experiencia vivida, a mantener una ponderación del juicio en las críticas distorsionadas y mal informadas en este momento coyuntural, es primordial defender un proceso constituyente soberano democrático. Concebimos las asambleas constituyentes como espacios de diálogo político y pacífico, en los cuales, se construyen participativamente consensos sobre los proyectos de los Estados que han de fundarse en el respeto irrestricto de la dignidad, la garantía de los derechos humanos y las verdaderas necesidades de sus realidades sociales.
Destacamos entonces que los cerca de ocho millones de votos obtenidos en el ejercicio de la conformación de la asamblea constituyente, que representan casi la mitad del patrón electoral y la elección democrática del gobierno actual, son ejercicios democráticos que no deben ser desconocidos, sino alentados y respetados, para que partir de ellos se construyan consensos sociales. Denunciamos la posición asumida por el Gobierno de Chile, criticando el proceso de elección en Venezuela aludiendo a una “profunda decepción”por los resultados. Dadas nuestras actuales circunstancias, desconocemos la legitimidad o autoridad moral y política de este gobierno para sentar cátedra sobre la democracia y los Derechos Humanos.
Antes de injerir en los asuntos externos y de atizar conflictos, llamamos a revisar nuestras propias condiciones y que nuestras posiciones propendan por la búsqueda del consenso y diálogo democrático pacífico. Exhortamos a que se respete la soberanía del pueblo soberano venezolano. Mientras el imperialismo intervenga en la vida y destino de los pueblos son legítimas sus formas de resistencia. En momentos de crisis, debe alentarse por salidas de diálogo, como el que permite un proceso constituyente. La historia marca procesos en los cuales no se desfallece ni se entregan los hermanos a los enemigos.
La violencia y las violaciones de derechos humanos han de ser condenadas y proscritas, y se debe comprender el juego de poder que existe detrás de estos acontecimientos. En Chile, por una parte, el pueblo mapuche se encuentra manipulado por los diversos poderes del Estado y se han producido nuevamente crímenes de lesa humanidad, inequidades e injusticas en los gobiernos, que tradicionalmente han sido acallados (hechos de violencia) por los medios de comunicación, que pertenecen a grupos económicos de poder. Una parte de la realidad en Venezuela es distorsionada e inflada por luchas de poder en juego. Jamás el dolor de los oprimidos ha despertado el mínimo gesto de humanidad y cobertura mediática en Venezuela.
Confiamos y extendemos nuestra solidaridad por un clamor al cese de la violencia, el diálogo, el acuerdo, las urnas y la autodeterminación de los pueblos son las únicas opciones razonables para llevar un proceso soberano democrático, porque para resolver las crisis sociales de cualquier índole se deberían respetar y consensuar los diferentes grupos diversos que no están contemplados en la legislaciones políticas actuales vigentes. Por anterior expuesto, vemos la necesidad de expresar nuestro apoyo incondicional al pueblo venezolano y todos los pueblos soberanos de Latinoamérica, para defender el derecho a la autodeterminación, sin influencias ni condicionamientos. Por consiguiente, reafirmamos la legitimidad de estos procesos políticos y sociales, respetando la voluntad de la ciudadanía.