El homicidio de los comuneros Luis Marileo y Patricio González a manos del latifundista Ignacio Gallegos el sábado 10 de junio, avivó el dolor del Wallmapu. Nos recordó -a quienes vemos con impotencia el conflicto a la distancia- que la guerra contra el pueblo ancestral sostenida por el empresariado, por los latifundistas y por las policías, responde a una política sistemática del Estado chileno, capitalista y racista, que sólo puede acabar con la caída de este régimen político de explotación y abuso.
El Abuso y la mentira
Luis Marileo, Patricio González y tres amigos más fueron el 10 de junio a reclamar al fundo “El Encino” -propiedad del ex capitán de Carabineros y profesor de equitación Ignacio Gallegos- caballos de su propiedad que el dueño del lugar había inscrito como propios. La respuesta por parte del latifundista a esta querella fue nada menos que atacar con tiros de escopeta y pistola a los jóvenes, asesinando con ello a los dos comuneros. La pronta respuesta de la policía apuntó al encubrimiento del homicida sosteniendo en un primer momento que “cinco encapuchados habrían ingresado al predio con la intención de robar”, hipótesis que sería rápidamente desmentida tanto por vecinos del sector como por trabajadores del fundo.
Latifundista ladrón
El latifundista Gallegos, dueño del fundo ubicado en la Comuna de Angol, es un ex uniformado que tiene experiencia a nivel internacional como profesor de equitación. En su propiedad hay actualmente más de 70 caballos, entre los cuales estaban los robados a Luis Marileo, el que fue informado por trabajadores del sector que sus animales se encontraban en los corrales del latifundista. Gallegos, fiel representante de los dueños de fundo, marcado por su conducta racista y conservadora, nunca ha escondido sus particulares “perspectivas de mundo”, llegando a sostener en un encuentro internacional de criadores desarrollado en la Araucanía que, por razones familiares, los suizos son especialmente bienvenidos como voluntarios en su predio.
Frente al descaro y la usurpación
El crimen cometido por Gallegos se enmarca en acciones de abuso, opresión y terrorismo llevadas adelante por los dueños de fundo y el Estado contra la nación mapuche. Desgraciadamente Marileo y González no han sido los primeros y probablemente tampoco serán los últimos mapuche asesinados por esta guerra de ocupación, por tanto, urge como luchadores y luchadoras anticapitalistas denunciar estos crímenes y organizar las más amplias redes de solidaridad con el Wallmapu. Apura además avanzar en redes activas de cooperación para que sean las y los miembros del pueblo mapuche quienes decidan su destino como nación. En ese sentido, el deber político de los y las anticapitalistas es apoyar de manera concreta a este pueblo oprimido en todos los canales de lucha posible, exigiendo además, el castigo efectivo para el responsable de este despreciable crimen.
Finalmente, hacemos llegar nuestras más sinceras condolencias a la comunidad Cacique José Guiñón, así como a las familias de Luis Marileo y Patricio González.