Las regiones afectadas por mega incendios durante enero y febrero 2017, mayoritariamente no corresponden a zonas de comunidades Mapuche y menos que hayan conflictos con empresas forestales, sin embargo, aun así, se levantaron una serie de montajes y campañas de noticias falsas que buscaron de una u otra forma vincular causas de “terrorismo mapuche” e influencias “externas”. Sin embargo, en esta ocasión, quedó abiertamente demostrado que quienes levantaron de manera orquestada esta campaña, fueron grupos de ultra derecha, incluyendo a algunos ex miembros de la dictadura militar de Pinochet a través de redes sociales o por medio de algunos nuevos medios digitales apoyados por este sector.
La acción orquestada se hace evidentemente con el propósito de que las empresas forestales evadan sus responsabilidades en los siniestros o en menor grado, utilizados como chantaje o campaña “anti gobierno”, instrumentalizando ideológicamente una desgracia que afectó a todo el centro sur de Chile. Paradójico que fue el estado de catástrofe con la intervención en vigilancia y control territorial de miles de miembros del ejército y las fuerzas públicas lo que finalmente logró frenar la expansión de los incendios intencionales, salvándose en esta ocasión la Región de la Araucanía, donde ya habían comenzado las quemas de plantaciones de pinos y eucaliptus en la zona de Saavedra y Carahue y que seguramente se habrían extendido a amplias otras zonas con características de monocultivos de plantaciones forestales.
Si bien este tipo de campaña – montaje no es nuevo, viene como modus operandi desde hace años, incluyendo en el 2012 donde murieron siete brigadistas de forestal Mininco en Carahue, pero la diferencia este 2017 es que por primera vez se interpone desde el ejecutivo acción penal para que el Ministerio Público y la Policía de Investigaciones indaguen en profundidad los orígenes de noticias falsas, existiendo una importante lista de personas y ciertos medios con responsabilidades directas, algunos incluso han eliminado contenidos de sus sitios y redes sociales para tratar de ocultarlo, sin embargo, existen registros al respecto y deberían determinarse y formalizarse las responsabilidades criminales, siempre y cuando no existan otros niveles de intervención y desvío de atención sobre los hechos al interior del Ministerio Público.
A su vez, quedó en la agenda pública dos tesis relacionadas al móvil que habría en la intencionalidad más allá de la disputa comunicacional “ideológica”: Las redes de negocio y lucro que destapó un programa de televisión de Megavisión; y la existencia de plagas, su descontrol y cobros de seguros, destapado por más de 110 organizaciones sociales en Chile, con antecedentes del SAG y de Conaf, entre otros contenidos.
También, quedó en evidencia los intentos de levantar la campaña de relación “Mapuche – Farc”, la que cada cierto tiempo, de manera manoseada, se instala a través de algunos medios, la que en esta ocasión tiene como novedad que ciertos sectores desde Chile, han pretendido exteriorizarla torpemente a un par de medios en Estados Unidos, incluyendo la fuente de un ex Fiscal Regional de la Araucanía quien jamás investigó los antecedentes de autoatentados relacionados a los intereses de las empresas forestales en incendios, lo que podría generar finalmente mayores coletazos para las propias empresas forestales en dicho mercado.
Al respecto, tanto Carabineros de Chile, la PDI, la CÍA de EE-UU y hasta el Senador de ultra derecha Alberto Espina y el ex Ministro del gobierno de Piñera, Andrés Chadwick, han tenido que desmentir en sus momentos esa relación “Mapuche – Farc”.
Insano y sin sentido ha sido el aprovechamiento político que han pretendido sectores de la ultra derecha en esta catástrofe que afectó a miles de personas para fines oscuros o de proteccionismo a los grupos económicos forestales, más aún, cuando estos han estado acusados de colusión, redes de corrupción e intervencionismo en partidos políticos y operadores políticos partidistas que involucran a la Alianza Por Chile y a gran parte de la Nueva Mayoría, razón por la cual existiría un enorme silencio al momento de asumir posiciones frente a las responsabilidades de las empresas.
Sin embargo, en medio de las decadencias políticas institucionales y sus carteles de corrupción, tibiamente algunas voces se han venido desenmarcando, eso sí, casi sin levantar polvo para que seguramente no repercute en contra ante
El escenario de catástrofe del País a causa de los mega incendios, dejó en evidencia la pobreza moral de los empresarios forestales, quienes no han sido capaces de asumir sus responsabilidades en los hechos, tampoco en los impactos que se han generado en los territorios a causa de los monocultivos de plantaciones, con profundización de la crisis hídrica con cientos de miles de personas sin agua en amplias zonas rurales, empobrecimiento, desplazamiento de población y de actividades económicas locales, con severas contaminaciones a causa de las plantas de celulosa (pepaleras) y de fumicidas en las plantaciones. No hay ética, no hay principios, no hay moral, sin un mínimo de capacidad de replantear sus actividades económicas donde se pudiese considerar el respeto a las personas y la naturaleza, solo actos primitivos de lucro a costa de la depredación.
La Red por la defensa de los territorios señaló este 27 de enero de 2017 que la FISCALÍA a pesar de poseer una nutrida carpeta de antecedentes se ha negado a investigar atentados que estarían relacionados con las empresas forestales y sus grupos de seguridad. Ante la inoperancia del Ministerio Público, organizaciones sociales exigieron el 31 de enero que el Consejo de Defensa del Estado investigue y se querelle con respecto a la responsabilidad que tendrían las empresas, condición que va más allá de aspectos “ideológicos” sino de sentido común y justicia.
Cabe indicar que algunas referencias sobre estas campañas de cortinas informativas levantadas, estarían relacionados a operaciones denominadas “bandera falsa” que son actos encubiertos llevadas a cabo por sectores de poder político, corporaciones y otras organizaciones (incluyendo paramilitarismo), diseñadas para aparecer como si fueran llevadas a cabo por otras entidades. El nombre se deriva del concepto militar de izar colores falsos; esto quiere decir la bandera de un país diferente al propio. Los denominados “ataques terroristas” en el marco de bandera falsa, son operaciones que se atribuyen a organizaciones consideradas radicales con el fin de desacreditar a los movimientos sociales y justificar la represión hacia estos, eludiendo asimismo responsabilidades como ha ocurrido en los focos incendiarios.
“Exigimos que el ejecutivo retire el proyecto de Ley de prórroga del Decreto Ley 701 por muy inactivo que parezca (la asignación de recursos persiste) y que lo liquide definitivamente, estableciendo que no se va a generar ningún tipo de subsidio ni bonificación para monocultivos de árboles, por el contrario, llamamos con urgencia, a que se levanten políticas públicas tendiente a restaurar ecosistemas, a la reforestación con nativos y a definir políticas de regulación de los territorios con respecto a las plantaciones de monocultivo forestal existentes, prohibiéndose con mayor rigurosidad su cercanía a fuentes de agua, poblados, bosque nativo y extremar cuidados en zonas cordilleranas, siendo fundamental su eliminación progresiva y la revitalización de las economías locales que han sido dañadas por la concentración forestal”, señalaron en enero decenas de organizaciones sociales por la defensa de los territorios.
Así como sucedió a fines de enero de este 2017, donde se realizaron diversas protestas contra la industria forestal, nuevamente diversas organizaciones hacen llamados para manifestarse durante este mes de marzo, exigiendo como sentido común, el fin del modelo y la restauración de los territorios.
Hoy, como siempre, continúan numerosas personas y comunidades del Pueblo Mapuche defendiendo los territorios de la depredación de inescrupulosos empresarios y sectores políticos invasores y colonialistas, varios de ellos escondidos en multigremiales o falsas campañas de paz, cuya piedra de tope a su insaciable y descontrolado lucro, es la resistencia ejercida en diversos territorios para defender las últimas reservas naturales, las que no solo posibilitan la supervivencia de una cultura ancestral, sino también la del chileno criollo, la de los propios descendientes de colonos europeos y de muchísimos descendientes de inmigrantes.
Por Alfredo Seguel