Aunque parezca trivial decirlo hablar de desarrollo forestal va mucho más allá de los árboles o incluso de ecosistemas forestales o de biodiversidad forestal
Por Rodrigo Arce Rojas* publicado en Servindi
24 de noviembre, 2016.- Para llevar este debate de manera significativa podríamos empezar definiendo ¿Qué estamos entendiendo por desarrollo?, ¿Qué estamos entendiendo por lo forestal? Las respuestas podrían parecer obvias pero en estos tiempos de incertidumbre y cambio no lo son. Porque resulta que el desarrollo puede ser entendida de diversas formas tanto entre los propios forestales como los que no son forestales. Además para complejizar el debate habría que conocer cuál es la concepción de desarrollo para los que no quieren ver lo forestal. El hecho que se produzcan intensivos procesos de deforestación masiva o deforestaciones focalizadas – legales o ilegales – dan cuenta que no todos tienen la misma valoración.
Ello es entendible, en tanto la palabra desarrollo tiene múltiples connotaciones y ni siquiera hablar de desarrollo sostenible lo resuelve todo si es que la famosa integración de todas las dimensiones se supedita al poder del crecimiento económico, razón frecuentemente aludida al hablar de desarrollo.
Si uno hace un rápido inventario de las principales afirmaciones implícitas (o explícitas) sobre “desarrollo forestal” encontramos (tema por cierto que amerita una investigación más profunda y sistemática) algunas de las siguientes expresiones:
– Debemos mejorar las exportaciones de los productos forestales
– Debemos lograr aumentar la contribución del sector forestal al PBI nacional
– Debemos dar facilidades para que fluya la inversión forestal
– La legislación forestal es extremadamente reguladora y controlista
– El sector forestal tiene un gran potencial de contribución a la economía nacional
– El desarrollo forestal debe estar bajo la responsabilidad de los forestales,
– Los bosques deben ser productivos
– Para conservación basta con las Áreas Naturales Protegidas
– Las entidades conservacionistas son las que se oponen al desarrollo forestal, entre otras afirmaciones.
Entonces tendríamos que identificar cuáles son los paradigmas de desarrollo forestal que subyacen a cada una de las afirmaciones. Este necesario ejercicio – que debería ser participativo – sería muy fructífero para poder aclarar nuestras visiones y podremos saber qué tanto son compartidas, qué teorías del desarrollo están sustentando estas afirmaciones. Pero también nos permitiría conocer cuáles son las distorsiones, sesgos, ausencias o vacíos. Tan importante como reconocer qué es lo que se dice es reconocer honestamente qué es lo que no se está diciendo. Esta es una forma de reconocer lo que no estamos tomando en cuenta, lo que no estamos valorando, lo que estamos subestimando o incluso descalificando.
De todo ello se desprende la necesidad de reconocer cuáles son las grandes narrativas y metanarrativas forestales. Reconocerlas nos permitirá identificar cuáles son las “verdades” que orientan nuestro accionar forestal. Así podremos reconocer si todas nuestras verdades resultan consistentes, vigentes y pertinentes.
Resulta que la actividad forestal también está sujeta a las “verdades” que pueden ser producto de construcción social o producto de la correlación de fuerzas de poder. Detrás de cada una de las verdades hay una serie de supuestos que no sabemos si se sustentan o no. Lyotard (1998) nos habla de los metarrelatos legitimantes que son aquellos discursos que aparecen con fuerza de verdad pero que no siempre lo son. Entonces “verdades” son construidas desde determinadas estructuras de poder y no siempre tienen congruencia con la realidad. En ese proceso de construcción de “verdades” aparecen procesos de racionalización con atavío de razón (Morin, 1998). La racionalización, como explica Freud y otros psiquiatras, es una patología de la razón. Consiste en querer encerrar la realidad dentro de un sistema coherente. Todo aquello que contradice este sistema coherente, es puesto al margen, olvidado, tratado como ilusión o apariencia (Solís, S.f).
Para hacer consistencia de todo lo que estamos hablando tomemos en cuenta la afirmación: “los forestales amamos los árboles” Será interesantísimo saber como forestales cuál es la afirmación que mejor nos representa:
– En efecto, los forestales amamos a los árboles
– Los árboles no se han creado para amarlos sino para aprovecharlos
– El amor es inconsistente con el desarrollo económico forestal
– ¿Qué tienen que ver los árboles con el amor? (entonces pensarán que el autor está totalmente trastornado)
– Es totalmente posible combinar el aprovechamiento sostenible de los árboles con el amor a los árboles
Como corolario, el desarrollo forestal no es solo pensar en los arboles (además de pensar en la biodiversidad forestal o pensar en la gestión de paisajes forestales sostenibles) sino que también importa nuestro marco paradigmático, nuestros pensamientos, discursos, narrativas y relatos. El lenguaje es una poderosa herramienta que da cuenta de nuestra cultura y por ello es importante saber si nuestro lenguaje forestal está a la altura de los tiempos dando cuenta de su contribución a la reducción de la pobreza multidimensional, a la generación de progreso multidimensional, al cumplimiento activo y comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible del PNUD.
De todo ello se desprende que debemos estar gratamente acompañados no solo de especialistas de todas las disciplinas sino también de todos aquellos que tienen la voluntad de trabajo interdisciplinario y transdisciplinario. Los bosques nos convocan a todos. Como hemos podido reconocer en esta provocadora nota nos importa el aporte desde la filosofía, desde la ética, desde la lingüística, desde la antropología, desde la sociología, la literatura, la psicología, entre otras tantas valiosas dimensiones para que desde un enfoque plural podamos contribuir por un genuino desarrollo forestal. Visión además que deberá tener la virtud de ser integral sin llegar a la completud, de ser una acción estratégica de síntesis antes que fragmentos analíticos de la realidad. Entonces podremos constatar que el gran propósito del sector no solo es crear riqueza sino también contribuir por la erradicación de la pobreza.
Bibliografía citada:
Lyotard, J-F. La condición postmoderna, Ediciones Cátedra S.A., Madrid, 1998
Morin. E. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona, Gedisa Editorial, 1998.
Solís, L. El pensamiento complejo. Recuperado de: http://www.unida.org.ar/Bibliografia/documentos/Modulo_Basico/Pensamiento%20Complejo.pdf
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*Rodrigo Arce Rojas es ingeniero forestal rarcerojas@yahoo.es