Por David Hernández Palmar | Wayuu, Venezuela | Director de la Muestra Internacional de Cine Indígena de Venezuela (MICIV) / Asesor Político de la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI) / Co Curador de la Sección Especial Native del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale).
Fuente: FICWALLMAPU
Hace unas semanas terminó «oficialmente» la 3ra Edición de la Muestra Internacional de Cine Indígena de Venezuela, en donde soy director y programador. Previo a los días oficiales hubo itinerancias en Paraguaipoa (Territorio Wayuu) y en la isla de Zapara (Territorio Añú). Cabe destacar que esta iniciativa está organizada por la Fundación Audiovisual Indígena Wayaakua y tiene el apoyo pleno del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y el Sistema Nacional de Festivales y Muestras de Cine Venezolano.
Seguimos la itinerancia de los filmes programados, hemos sido invitados al 6to Festival de Cine y TV de la UNICA y al 3er Festival de Cine de Maracaibo, siendo éste el que nos permitió mostrar en Bobures los filmes Katary (Venezuela), Naji (Australia), Espíritu del bosque (Camerún) y Goorrandalng (Australia), y en El Batey, la selección de cortometrajes animados (Animaxa – Perú) de la MICIV 2016.
Personalmente fue todo un gusto proyectar en la Sala Comunitaria de Cine de la Fundación Cinemateca Nacional en Bobures, la cual tiene 15 retratos de rostros revolucionarios de África y 8 héroes y heroínas de la Africanidad Venezolana.
Para la proyección de los filmes de la MICIV, la convocatoria en el pueblo fue dicha así: «Vayan a ver cine indígena» y cuando llegaron las personas, unas susurraban: «me dijeron que estaban proyectando cine indígena y veo «afrodescendientes», en referencia al film «El espíritu del bosque» que cuenta una historia del Pueblo Indígena «Baka» de África central, quienes reclaman una sola cosa: poder seguir viviendo en su medio ancestral.
Cuando terminó la proyección, reiteré el honor que es para mi presentar estos filmes en Bobures y que debíamos pensarnos a partir de lo que coincidimos muchos pueblos en el mundo, que la palabra indígena se refiere a «lengua y territorio» y que no debemos reducirlo a «un tema racial» si no mas bien reconocernos desde lo «raizal», lo «originario».
Esto me recordó del doloroso momento en donde se pospuso la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, cuando el Gobierno de Namibia, solicitaba mayor discusión y aplazamiento de la adopción de dicha Declaración, por no considerar que los pueblos al que representaban eran elegibles para ser considerados indígenas.
Por su parte en aquel entonces presidente del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones/Comunidades Indígenas de la Comisión Africana, Sr. Bara redactó una carta en donde solicitaba «a la representación de Namibia» la adopción de la Declaración, expresando su preocupación por la posición tomada en relación con este tema.
La Declaración al no ser adoptada ese año (2006), rápidamente el Comité Coordinador de los Pueblos Indígenas de África (IPACC) hizo un comunicado sobre la decisión de la Asamblea General de la ONU de posponer la votación de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
El IPACC conformado por 150 organizaciones refirió: «…Todos los pueblos tendrán derecho a la existencia. Tendrán el incuestionable e inalienable derecho a la autodeterminación. Decidirán libremente su status político y procurarán su desarrollo económico y social según la política que ellos mismos hayan escogido libremente. Artículo 20: Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos».
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas fue finalmente adoptada en Nueva York el 13 de septiembre de 2007 (al año siguiente) durante la sesión 61 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, con 143 votos a favor, 4 en contra (Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda), 11 abstenciones y 34 ausentes.
Al contarles todo esto brevemente, entendieron que lo indígena no pasa por colores de pieles ni texturas de cabellos, sobre todo al ver las coincidencias de las capacidades narrativas, temas e historias abordadas por los pueblos indígenas en el cine.
Fue importante para esta audiencia de Bobures en marco del Festival de Cine de Maracaibo, ver fragmentos de la filmografía Sami (Pueblo Indígena que abarcan Rusia, Finlandia, Noruega y Suecia), así como también la filmografía aborígen de Australia, porque fue mas sencillo despejar esas complejas categorías del «ser indígena» que al no ser mediadas en los cine foros, pueden ser usadas ligera e irresponsablemente, sin superar las nociones maniqueas del «mestizaje» y la «pureza».
En este mencionado Festival de Cine de Maracaibo, conocí a Angel Urdaneta, Marco Franco y Deivi Abello, quienes vinieron desde Barlovento a presentar su documental «Birongo, mucho más que una leyenda». Este audiovisual fue su «tesis» para obtener la licenciatura en Turismo en la Universidad Politécnica Territorial de Barlovento «Argelia Laya».
Cabe destacar que «Birongo, mucho más que una leyenda», es pionero en instaurar contra todo obstáculo, al audiovisual como documento suficiente para tesis de grado, afirmando a la narrativa de los pueblos como efectiva estrategia cimarrón para quebrar formatos académicos, contribuyendo además con visibilizar formas de sostenibilidad comunitaria a través del turismo y a su vez erradicando obtusas limitaciones para contar saberes.
Por otro lado quisiera resaltar que la dicha de programar para la MICIV y para otras muestras y festivales, yace fundamentalmente en que la cinematografía hecha por pueblos de País Vasco, Chechenia, Japón, Pakistán, Irlanda, Irán, India, África, entre otros, al postular sus obras, hacen ejercicio del derecho a la libre determinación de asumirse indígenas, de defender sus tierras e idiomas a través del audiovisual, así como lo hacemos en Abya Yala (Continente Americano).
La MICIV es apenas una de las muchas plataformas de difusión indígena que forman parte de CLACPI (Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas), las cuales reivindican el carácter multiétnico y diverso de las sociedades y naciones, e indican que nos escuchamos cuando nos vemos a través de nuestra propia cinematografía, la de los pueblos.