Cruzar los Andes hoy es una urgencia que reclama otras miradas y otras políticas de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Después de tantas figuritas infantiles con el prócer y el caballo blanco como metáfora de los valores de la patria y nuestro presente de violencias de los estados argentino y chileno sobre los territorios y las comunidades organizadas en su defensa, lo que urge es interrumpir la lógica de la colonialidad, cuestionar el sentido común y la narración histórica hegemónica que la legitima, desaprender el racismo y visibilizar el genocidio sobre el que se edificaron las fronteras que inventaron esto que hoy llamamos América, Patagonia, Argentina, Chile, país y patria. En este artículo suman sus voces Felipe Gutiérrez, del Observatorio Petrolero Sur; Bárbara Villalba, integrante de la Coordinadora por la Defensa del Pueblo Mapuche y el trabajo de investigación de Adrián Moyano, Komütuam descolonizar la historia mapuche en Patagonia.
Por Andrea Beltramo /Derrocando a Roca
“Saqueo, pisoteo, colonización, Matías Catrileo, Wallmapu
mil veces venceremos, del cielo al suelo, y del suelo al cielo
vamos, saltando.
Caballito Blanco, vuelve pa’ tu pueblo, no te tenemos miedo
tenemos vida y fuego, fuego nuestras manos, fuego nuestros ojos,
tenemos tanta vida, y hasta fuerza color rojo.
La niña María no quiere tu castigo, se va a liberar con el suelo Palestino,
Somos Africanos, Latinoamericanos, somos este sur y juntamos nuestras manos.”
Ana Tijoux, Somos Sur
“Descolonizar la historia mapuche de Patagonia implica muchas operaciones intelectuales, entre ellas, entender que los espacios bajo soberanía de las diversas expresiones mapuche inmediatamente antes de la Campaña al Desierto, superaban los límites de la actual región y también las fronteras que después establecieron los estados triunfantes, es decir, Chile y Argentina. Desde esta perspectiva, hasta suena estúpido repetir “los mapuches vinieron de Chile” (…) pero hay que acostumbrarse: a medida que las reivindicaciones de los mapuche avancen y pongan en peligro los privilegios de quienes se benefician directa o indirectamente de la usurpación territorial, el latiguillo inconsistente reverdecerá”
Adrián Moyano, Komütuam descolonizar la historia mapuche en Patagonia(1)
Mirar desde adentro y para adentro. ¿Qué sería esto? Algunas propuestas teóricas hablan del Sur para el Sur, quebrando el binomio de poder que implica responder siempre a un Norte, entendiendo los puntos cardinales como las relaciones de fuerzas, materiales y discursivas, los ejes de poder geopolíticos que construyen pensamientos, prácticas y saberes en la división jerarquizada del mundo desde la modernidad a esta parte. De hecho, la suma de procesos que nombramos modernidad -incluso el capitalismo-, así en su universal singular, si pudiese ser vista como una moneda, en una de sus caras estaría inscrita la huella de los viajes de conquista como la condición fundacional.
Nombrar importa
La lógica de la colonialidad, ¿cómo se construyó en los territorios patagónicos? Para comprender qué está en disputa hoy cada vez que encierran a un referente indígena, se desaloja un territorio, se usurpan los recursos para intereses privados como los de Lewis, Bennetton, las empresas mineras, petroleras y compañía, echamos mano del trabajo de Adrián Moyano, periodista y licenciado en Ciencias Políticas, autor de Crónicas de la resistencia mapuche y Komütuam descolonizar la historia mapuche en Patagonia, dos obras imprescindibles. En el comienzo de la segunda desarma de forma contundente el mito acerca de la extranjerización del pueblo mapuche:
“(…) Si antes de 1492 América no figuraba en ningún mapa, la Patagonia tampoco. Los pueblos que por entonces vivían en el Puelmapu no pensaban en términos patagónicos. Cruzaban las montañas desde el este hacia el oeste y viceversa (…) pero no construyeron sus espacios territoriales en referencia a los posteriores contornos de la región. Fueron los españoles quienes después de bautizar al continente que intentaban conquistar, denominaron Patagonia a los dominios de las parcialidades mapuche y gününaküna. La identificación recién comenzó a difundirse en el siglo XVI, aunque exclusivamente entre los winka. Quizá resulte difícil aceptar la conclusión, pero ni mapuches ni tehuelches vivieron en Patagonia. Claro que el territorio existía y sus habitantes también, pero éstos daban sus propios nombres a los espacios donde residían (…) La faceta curiosa del asunto es que, para el sentido común, pareciera que la Patagonia se llamara así desde siempre (…)”
Si el argumento de extranjerización del pueblo mapuche es una falacia, ¿por qué resiste y se sostiene durante tanto tiempo?; ¿será que es un argumento útil para legitimar la persecución y criminalizar la organización de las comunidades fundando un nacionalismo prepotente que no resiste el menor análisis? En este sentido, preguntamos a Felipe Gutiérrez, integrante del Observatorio Petrolero Sur, cómo responder frente a este prejuicio que no hace más que justificar la represión y la violencia. Nos dijo lo siguiente en una entrevista en nuestro programa de radio:
– Hay un proceso de extranjerización del pueblo mapuche en la Argentina y que en Chile contó con los discursos históricos que operaron de forma similar a como lo hizo acá la historia oficial, por ejemplo, de Mitre. Lamentablemente no vamos a zanjar este problema porque hay una serie de mitos respecto al pueblo mapuche. El más común, que existían unos indios “buenos”, los tehuelches, y unos indios “malos”, extranjeros, los mapuches. Eso fue lo que dijo el historiador Rodolfo Casamiquela, quien investigó algunos conflictos que sucedieron en las zonas de Chubut, a través de la arqueología, y pudo determinar victorias militares de los mapuches sobre los tehuelches. Eran cosas que ocurrían, dentro del pueblo mapuche había guerras, dentro del pueblo inca también, los guaraníes también tuvieron guerras, así funcionaba el mundo pre-colombino. Entonces, la tesis más agitada es que los mapuches vienen desde Chile, que araucanizan las pampas en el siglo XVII, XVIII y XIX y exterminan a los pueblos locales. Eso no se contrasta de ningún modo con estudios arqueológicos. Recientemente, en San Martín de los Andes, en Neuquén se descubrieron unos restos del año 1200,del llamado Complejo El Vergel (2). Yo no sé cuando llegaron los españoles y los italianos a la Argentina, pero desde luego que fue posterior a ese proceso de mapuchización de lo que hoy se llama Patagonia. Y una muestra de eso es cuando uno recorre los nombres de los lugares, por ejemplo, en la provincia de Neuquén, tienen nombre mapuche y toda la toponimia de la región que se extiende hasta muy al norte en la región cuyana, en Mendoza y el sur de Córdoba, también aparecen constantemente estos recuerdos y esta memoria antigua sobre un territorio que fue mapuchizado. Insisto en que también es importante sacarse la idea de la cabeza que todos vivían en calma y esto era un paraíso. Había guerras, había conflictos, pero que estaban enmarcados en su sistema de resolución de conflictos internos que hizo que el pueblo mapuche siga existiendo hoy con casi dos millones de personas que se auto-reconocen mapuches, según cifras oficiales, aunque seguramente es mucha más la cantidad de personas que no están dentro de esa estadística.
Lo que tiene el racismo es que es efectivo, se instala en lo más profundo de nuestras subjetividades y se reproduce sin cesar, como un rumor, hasta que alcanza políticas públicas, estrategias militares y el objetivo de extermino lento, sin pausas, para ir aplacando cualquier forma de construcción alternativa que haga perder privilegios a los que hace apenas unos pocos cientos de años decidieron hacer patria en color blanco. Retomemos a Moyano:
“Entre otros factores, la construcción del Estado argentino se expresó con la inmigración de origen europeo, una vez que se agotó la resistencia armada mapuche. Así, una cantidad considerable de las ciudades o localidades patagónicas de la actualidad se piensan a sí mismas como un producto de la cultura alemana o suiza o italiana o galesa. Desde ya, los relatos que ensalzan la abnegación de los pioneros, las penurias de los primeros en llegar o la extrañeza ante la ruda belleza de tantos parajes salvajes, no pertenecen a los mapuchesino a quienes usufructuaron la colonización. Tuvieron que transcurrir más de cien años para que esas maneras de pensar las geografías recibieran un profundo cuestionamiento por parte de las organizaciones mapuche y sus principales referentes (…) si bien nunca hubo una fundación de Patagonia en el sentido formal, la elaboración de sus narrativas fundacionales se abstuvo de tener en cuenta a los indígenas, salvo para su deshumanización e inclusive, ridiculización”
La estigmatización sobre el pueblo mapuche va incluso más allá de su extranjerización identitaria y alcanza niveles de fantasía y conspiraciones de película sólo para poner en duda la organización colectiva y su capacidad transformadora. Al respecto, sigue Gutiérrez:
– Lamento que este tipo de cosas nos ocupen tiempo de discusión. Hay un programa en youtube que se llama Proyecto Segunda República que sintetiza todo este discurso neo-fascista, anti-mapuche, en una hora. Yo recomendaría verlo porque permite ver como toda esta línea actúa. ¿Qué es lo que ocurre? Es bastante ridículo, la verdad. Con los exilios de mapuches chilenos y argentinos se armaron grandes colonias en el extranjero, en Suecia, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Holanda y en varios países, desde ahí se empezó a agitar el movimiento mapuche, desde el extranjero. Estamos hablando de los ’70 y los ’80. Dentro de ellos se formaron ONG’s, organizaciones no gubernamentales, una de ellas se llama Mapuche International Link que es una ONG que no sé si cuenta con recursos, tiene una página web pero no mucho más, tiene nombre en inglés y un directorio con varias personas en una calle que se llama Logia del no sé qué, en la ciudad de Londres. Entonces se suma al discurso anti-mapuche y anti-chileno con el tema de Malvinas y se empieza a agitar la idea de que son los masones quienes están financiando esta ONG, que por otra parte no tiene gran trabajo, que ojalá lo tuviera, pero no tiene recursos. ¿Qué hay detrás de esto? Una idea de que los mapuches no pueden organizarse solos, una idea de que un pueblo indígena no tienen la capacidad organizativa. Me detengo un minuto en esto, en el juicio que se hizo el año pasado a Relmu Ñamku, dentro del conflicto petrolero. ¿Qué fue lo que sucedió ahí? La fiscalía, aliada con los poderes provinciales muy concentrados en una provincia bastante feudo como es Neuquén, querían criminalizar a una comunidad de indios que ellos veían aislados, como tres indios locos sueltos por ahí en la estepa patagónica. Desde este discurso racista se les inicia un juicio con mucho desconocimiento. ¿Qué es lo que termina pasando? Que esta comunidad logra un proceso de solidaridad provincial pero nacional también tan fuerte que el día del juicio están sentados doscientas personas detrás de Relmu y en la primera línea están Norita Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, Félix Díaz, el principal referente indígena del país, Pablo Pimentel de la APDH (Asamblea Permanente de los Derechos Humanos) y un montón de otras personas. Por supuesto que el juicio no funcionó porque era un juicio criminalizador y fue un gran ejemplo de cómo, a través de la unidad y de la acción política, el pueblo mapuche ha podido tener victorias concretas. Porque hay que pensar que el mapuche es un pueblo-nación de individuos que no son objeto de estudio de antropólogos, que no son objeto de política pública para pobres, son sujetos políticos y en tanto sujetos políticos tienen que darse a una tarea política. Y eso también es un déficit interno del pueblo mapuche, porque por ahí se podría dar un proceso más interesante o más fuerte de organización política que el que hoy se está dando. Hoy vemos el mundo indígena dividido en tres grandes sectores a nivel nacional, lo que es una lástima, en lugar de la construcción de una fuerza política que permita una disputa con mayor fuerza.
Civilización y barbarie
La criminalización, persecución y represión hacia las comunidades indígenas -todas, no sólo las mapuches- por parte del Estado argentino de este lado y del estado chileno al otro lado de los Andes, es un hecho que diferentes asociaciones en defensa de los derechos humanos vienen denunciando a ambos lados de la cordillera. La civilización era esto, instalar la barbarie, la violencia y la represión. Existe un despliegue de medios funcionales a la colonialidad aún vigente, las políticas económicas extractivistas; los medios de comunicación al servicio de empresarios locales y trasnacionales, ellas mismas propietarias de esos espacios de (des)información; la implementación de un sistema policial de vigilancia y control militar en las fronteras a partir de las leyes antiterroristas de ambos estados; la militarización de las fronteras interiores y de la región en general; la folclorización esencialista de la identidad indígena y la demonización de la lucha de las comunidades, entre otras tantas formas en las que los poderes fácticos despliegan el sostenimiento del privilegio colonial, nacional y popular. Bárbara Villalba, docente, integrante de la Coordinadora por la Defensa del Pueblo Mapuche, en una entrevista para Derrocando a Roca en el mes de junio nos decía al respecto:
– Vivo en el sur de Chile, en Valdivia y es una zona de conflicto para el Estado porque se están viviendo los procesos de recuperación territorial del pueblo mapuche. Lo que queremos es denunciar que en estos momentos tenemos a más de treinta comuneros mapuches detenidos en cárceles con procesos o en vías de procesos judiciales, con causas que van desde incendios, robos, homicidios y en ninguno hay argumentos legales ni policiales que validen estos encarcelamientos. Además, estos comuneros mapuches están detenidos por demandas del Estado de Chile, que valida a empresas forestales y particulares que están ocupando los territorios mapuches. Los medios de comunicación en Chile, creo que pasa lo mismo acá, son corporaciones de los mismos empresarios que, o bien, están en el gobierno o tienen intereses económicos ubicados sobre el territorio mapuche. Allá los medios de comunicación dan la imagen del mapuche como terrorista y violento, legitiman lo que hace el gobierno y tapan los conflictos para no afectar la inversión extranjera y el turismo. Pero hubo un momento en el problema ya no dio para más y se hizo un problema nacional. Eso es lo que está sucediendo en Chile, no se está informando que el Estado está reprimiendo a comunidades enteras. Sin embargo, hay una serie de medios alternativos que sí están tratando el tema y dando a conocer lo que pasa. Uno de los treinta detenidos mapuches es un periodista, Felipe Durán, que siempre estuvo en las comunidades, tratando de sacar notas para que se supiera la realidad. Fue detenido arbitrariamente, también sin ninguna prueba (3).
¿Cómo se da en Chile el marco normativo, jurídico?; ¿existe leyes que permitan a las comunidades ampararse, si las hay, funcionan?
– Allá está la ley indígena que se sancionó cuando terminó la dictadura. Se supone que esta ley sobrepasa cualquiera otra ley, ¿en qué sentido?, que esta ley asegura el territorio mapuche, asegura el pueblo ancestral mapuche, con sus formas culturales, sus formas políticas, etc…. Y admite que en territorios mapuches son ellos los que tienen pleno acceso y derecho, tanto económico como político. Es decir, el agua, la tierra y lo que está por debajo de la tierra, podríamos estar hablando de los recursos mineros, por ejemplo. Luego y frente a esto, con el gobierno de Piñera se impulsó una nueva ley, la ley de seguridad integral del Estado y a la vez se empezó a utilizar la ley antiterrorista que había en la dictadura. Entonces, ¿qué hacen para perseguir? No validan la ley indígena, sino que todas las causas contra los mapuches son aplicaciones de la ley antiterrorista.
Lo que afirma Villalba queda reflejado en los resultados del “Informe final trabajo de investigación de ejecutados y desaparecidos 1973-1990, pertenecientes a la Nación Mapuche”(4), que se publicó en enero de este año y estuvo a cargo de Hernán Curiñir Loncoqueo, historiador mapuche de la Asociación de Investigación y Desarrollo Mapuche (AIDMapuche) junto a un equipo que completan el sociólogo Pablo Silva Carrasco (AIDMapuche) y Conrado Zumelzu Zumelzu, trabajador social perteneciente al Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (CINPRODH). En este trabajo, afirman los autores que:
“Sorprendentemente hemos encontrado 171 casos, 36 casos más a saber, vinculadas a las victimas mapuche reconocidas por el Estado de Chile; que fueron oportunamente investigadas por las distintas comisiones establecidas para el efecto, nos hemos apoyado de la investigación sobre apellidos mapuche publicada por el Peñi Necul Painemal. Por las peculiaridades que esto conlleva, muchos casos no disponen de fotos que nos ayuden a humanizar la propuesta, (en agosto de 2015, solicitamos al Registro Civil fotos de las víctimas para agregar a este documento, oficio que aún no tiene respuesta).
Existe el caso de una lactante menor de 1 año y una señora de 73 años asesinadas por agentes del estado; o la victima mapuche que vivía en el sector Montaña Recortada comuna de Lautaro, junto a su mujer y siete hijos, fue secuestrado por una patrulla de Carabineros, antes de retirarse encerraron en el domicilio a sus familiares, tras lo cual prendieron fuego a la casa (…) Nos hemos dado la tarea de clasificar a las víctimas de acuerdo al lugar en donde vivían, (lof, y este vinculado a su comuna), pues sostenemos la hipótesis que el asesinato de muchos de ellos está vinculado a la tenencia de la tierra, (muchos de ellos pertenecían a algún asentamiento originado por la Ley de reforma Agraria), como queda establecido por ejemplo en las comunas de Lautaro; Galvarino, Panguipulli, entre otras. También consignamos que la mayoría de las víctimas, figuran como detenidos desaparecidos (…)”
La situación en Argentina tiene sus particularidades, al respecto se refirió Felipe Gutiérrez:
– Haciendo un repaso muy rápido, hay una ley madre, la Constitución, que reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas. A partir de eso se siguen una serie de leyes de van en esa línea que, incluso, pueden ser sectoriales. Por ejemplo, la ley 26.160 supone que no van a hacerse desalojos hasta que se haga un relevamiento territorial, totalmente incumplida, dos veces prorrogada y va a pasar por una tercera prórroga; el convenio 169 de la OIT que se hace ley nacional en el año 2000 dice que debe hacerse una consulta previa a los pueblos indígenas en todo lo referente a las temáticas que los toquen a ellos, y varias leyes provinciales más, reconocimiento constitucional en varias leyes provinciales que hacen que haya un esquema normativo que, aparentemente, ampara fuertemente a los pueblos indígenas. Esto no lo regaló el Estado porque quiso, sino porque los pueblos indígenas empezaron una demanda continua desde el ’83 hasta acá. Sin embargo, hay una tremenda brecha entre lo que está consignado por las leyes y lo que en la práctica se aplica. Esto no lo digo yo, lo dice la ONU, lo dice el relator especial de los Pueblos Originarios. El caso más serio de esto es la 26.160, desde que se aprueba esa ley, que se supone que no se hagan desalojos, han matado a doce hermanos en procesos de desalojos territoriales, campesinos indígenas, en el norte. ¿Por qué? porque en la Argentina, en el gobierno anterior y en el actual, hay una vocación hacia el extractivismo, el modelo económico en el que se sustenta el modelo político. El extractivismo y las ganancias por las retenciones de la soja fueron las que permitieron sostener el kirchenrismo, y los indígenas quedaron fuera de ese relato de lo nacional y popular. Creemos que estos conflictos se van a agravar fuertemente con la llegada de la derecha al poder, porque la vocación es aún más intensiva sobre los territorios.
_ Se repiten las alianzas, los Estados-Nación, los grandes medios de comunicación y quién lo duda, los sectores empresarios, ¿cuáles son exactamente los intereses que tiene esta alianza sobre los territorios mapuche?
– El extractivismo pone en valor territorios que antes no tenían valor. El caso del pueblo mapuche en el conflicto petrolero es muy claro en eso: las comunidades mapuches que están en las zonas del centro y norte de Neuquén, eso era la estepa, lo que los argentinos le llamaban “el desierto”, y ahí se radicaron las comunidades luego de que fueran corridas principalmente de la provincia de Buenos Aires. Estaban en territorios sin valor para el capital, pero con valor para el pueblo. En los ’90, a partir de la neoliberalización del sector petrolero y con el desarrollo de los no convencionales, el fracking y Vaca Muerta, se ponen en valor nuevos territorios. Entonces, nuevamente los mapuches pasan a ser usurpadores. El discurso en Chile es que “los mapuches son terroristas”, en Neuquén es muy fuerte eso de que “los mapuches quieren guita”. En el lado chileno el conflicto que podemos asemejar más fuertemente al petrolero es el forestal. En Chile hay una invasión forestal muy fuerte con capitales principalmente de privados chilenos pero que son trasnacionales también porque son empresas muy grandes que también operan acá, en Uruguay y en Brasil. El Estado argentino es mucho más garantista de derechos que el Estado chileno que es más represor porque en Chile te reprime la policía. Acá se terceriza la represión.
Tanto Villalba como Gutiérrez hacen fuerte hincapié en la necesidad de unidad y puntos de encuentro, una agenda en común entre los pueblos indígenas para interrumpir, quebrar y construir alternativas a las lógicas de las conquistas que colonizaron los territorios, los saberes y sentires y que aplica con fuerza y violencia el poder colonial desde hace, al menos, doscientos años. Son más, eso seguro. Sigue en su libro Adrián Moyano:
“Unos años antes de que el Ejército Argentino se dirigiera hacia el oeste y el sur, los referentes políticos y la prensa pusieron en marcha el dispositivo que logró inculcar una colonización del ser. Según Walter Mignolo, éste consiste en acuñar la idea de que algunos pueblos no forman parte de la historia porque en realidad, sus integrantes no son seres (…)”
Salvajes y bárbaros, la lógica de la colonialidad es deshumanizar al otro, a la otra
“(…) ¿lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar (…) Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado [Domingo Sarmiento, citado por Moyano]”
La violencia del gran maestro de las aulas y la argentinidad alfabetizada, de guardapolvos blancos, muy blancos y uniformados, frente a los colores de la diversidad de los pueblos indígenas. Mientras en los territorios se homenajean los colores de la tierra, la civilización mira al cielo de dioses europeos y construye el celeste y blanco. Subjetivarnos blancos y blancas no es una cuestión de fenotipos sino de horizontes de pertenencia, una racialización que jerarquiza y da poder a unos sobre otros. Por eso urge quebrar las fronteras del ser nacional y problematizar sus orígenes, sus trayectorias y su presente. Felipe Gutiérrez nos habla de la necesidad de cohesión y unidad, sin homogeneizar, pero como estrategia para una organización fuerte de los pueblos indígenas, frente a las constantes acciones represoras del estado nacional para debilitar las resistencias.
– Yo creo que ha sido una política consistente desde hace más de un siglo del Estado argentino y chileno eso de dividir las comunidades, es un logro que siempre han tenido, no las comunidades solamente de forma interna, sino a los pueblos en sus distintas comunidades y dirigencias. Y ahí hay que reconocer que se trata de una debilidad constante (…) Por eso el objetivo tiene que ser la unidad, la búsqueda de una construcción de una fuerza política conjunta que te permita negociar a otro nivel porque sino siempre el Estado te va a estar corriendo con tu representatividad, ¿cuán legítimo sos vos si por fuera me están diciendo que no vale lo tuyo?
En este sentido, aparece un horizonte posible, transformador, como herramienta de lucha y alternativa a estos cientos de años de conquista y que, tal y como afirma Moyano en su libro está sucediendo ahora, en este siglo XXI.
“(…) A comienzos del siglo XXI y en evidente diálogo con la opción decolonial -aunque no sólo- salen a la luz las dimensiones de la historia que las narraciones imperiales o estatales no reconocieron ni reconocen. Retazos de historia local comienzan a abrirse paso, por ejemplo, los que sirven para comprender cómo el pueblo mapuche visualiza las diversas reacciones de las que fue capaz ante el conlonialismo y la colonialidad. Tanto ayer como hoy. (…) Si la existencia de una frontera estatal sobre la cordillera de los Andes es de imposición relativamente reciente para la trayectoria de los mapuche, ¿qué puede decirse de los límites provinciales? Si la Patagonia es una invención, ¿no serán otro tanto las provincias que la integran desde mediados del siglo XX? ¿Cómo puede pensarse que una división administrativa que recién se instaló a fines del siglo XIX pudo efectivamente funcionar como barrera entre pueblos como el mapuche o el tehuelche? (…)”
(1) Moyano, Adrián. Komütuam descolonizar la historia mapuche en Patagonia, Alum Mapu Ediciones, 2013.
(2)Para mayor información acerca del hallazgo arqueológico que corrobora la preexistencia del Pueblo Mapuche con una antigüedad de unos 900 años en la zona que hoy es conocida como San Martín de los Andes consultar los datos del “Laboratorio de Etnohistoria del proyecto Lanín-Collón Cura”, que funciona en una red de instituciones como la Universidad de Buenos Aires, Universidad Maimónides, Fundación Félix de Azara, entre otras. Entre las coberturas que se hicieron sobre el hecho recomendamos ver http://czonal-lafkenche.blogspot.com.ar/2016/06/encuentran-enterratorio-humano-mapuche.html
(3)Felipe Durán estuvo detenido once meses, desde diciembre de 2015, hasta el 6 de agosto pasado donde fue absuelto por el Tribunal de Temuco. Más información: http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/08/06/victoria-mapuche-absuelven-al-fotografo-solidario-felipe-duran-que-se-hallaba-en-la-carcel/
(4)El informe completo puede descargase en el siguiente link https://drive.google.com/file/d/0ByN4tK2Vi_rpeFNKSXZtTjN0bmM/view?pref=2&pli=1