sábado, noviembre 2, 2024

Wiñoy tripantü: nuevo ciclo, nuevas esperanzas

FB_IMG_1466737319690Como mapuche es tiempo de fortalecer nuestra historia, nuestro newen, revitalizar nuestras creencias e identidad. La wajontu mapu nuevamente nos ofrece y nos inspira a retornar a ella, a definir lo individual a partir del todo, a partir del territorio y su espiritualidad.

FUENTE: Diario Concepción

Por Sandra Salamanca Ríos*.

Se inicia wiñoy tripantü con la firma de la Declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Luego de 17 años de debate se reconocen como  prioridad la promoción y protección de nuestros derechos. Chile país firmante. ¿Nuevo ciclo, nuevas esperanzas?

Como cada año los mapuche hemos celebrado el wiñoy tripantü (nueva salida del sol), momento en que la naturaleza del hemisferio sur renueva su energía para dar paso a un nuevo ciclo de la vida, con la noche más larga del año y la primera luna llena de junio, en el solsticio de invierno. Celebración de las más importantes y propia del kimün (sabiduría) mapuche.

Esta conmemoración aniquila la idea de la falsa separación, del hombre dominador y dueño de la naturaleza, de ella como un bien de propiedad privada, de explotación, como un objeto intercambiable, finalmente de lo individual por sobre lo comunitario. Para nosotros los mapuche lo colectivo define lo individual, es a partir del todo, que defino mi identidad, a partir de mi territorio y su espiritualidad, es por esto que nunca hemos renunciado a la mapu.

Este año, wiñoy tripantü nos encuentra con el püllü (espíritu) agitado, una escalada de violencia policial, una negación al conflicto histórico y político entre el pueblo mapuche y el Estado chileno, la criminalización hacia las demandas y reivindicaciones comunitarias territoriales, acciones de grupos paramilitares en zonas específicas y un continuo recurrir a la Ley Antiterrorista para ejemplificar la severidad del Estado, dejando en el olvido, las agresiones y graves vulneraciones de derechos que sufrió y aún sufre el pueblo mapuche, denuncias realizadas tanto por organismos nacionales como internacionales. No olvidemos la reciente  denuncia por secuestro del lonco Víctor Queupil Huaquil, acción en el marco de un Estado de derecho.

Y en este diálogo de sordos, nuevamente es la wajontu mapu (territorio) quien nos ofrece y nos inspira a retornar a ella, a la itrofill mogen (totalidad), a vivir en armonía, sin exclusión. Para lograrlo tenemos que partir por lo básico, escucharnos, reconocernos, mirarnos y aceptarnos.

Los que formamos parte de este territorio, donde convivimos en lo material y en lo espiritual, queremos instancias para participar, como mapuche, como chileno. El principio del küme mongen (buen vivir) puede orientarnos para lograr respeto, dignidad,  justicia y  felicidad.

Como mapuche es tiempo de fortalecer nuestra historia, nuestro newen (fuerza espiritual), revitalizar nuestras creencias e identidad. Aunque la historia, pasada y reciente, no nos haga presagiar lo mejor en el conflicto Estado chileno – pueblo mapuche, somos parte de la naturaleza, de su impulso a la vida y a continuar perseverando. Esperamos que este nuevo ciclo considere, en lo humano, social y político, la posibilidad del diálogo y del reconocimiento y respeto de nuestros derechos humanos individuales y colectivos.

* Originaria del lofmapu Folilko. Académica Escuela Trabajo Social Universidad del Bío-Bío.

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