«El –cómo queremos vivir nuestro futuro– no necesita ser enseñado a las comunidades locales; es parte de ellas y de su historia y ahí está el valor de esas costumbres y tradiciones, porque en esa historia y en esas costumbres yace el ideario necesario para alcanzar una perspectiva común sobre el manejo y el uso del borde costero, que permita disponer de sus recursos sin poner en riesgo la disposición de los mismos para las próximas generaciones».
Reflexiones sobre Chile, la Salmonicultura, la crisis del modelo y la respuesta de nuestras autoridades
Escribe: María Paz Villalobos Silva, Licenciada en Biología Marina, Investigadora independiente
Mayo del 2016.
Es posible hacer ciencia en medio de una crisis?… es posible; es posible negar lo que la gente vive en medio de una crisis?… eso no es posible ni menos aún juzgarlo. Es posible tapar la boca al pueblo y asumir que es una masa inerte, esclavizada y sin registro?… no, eso no es posible considerarlo ni menos aún en las circunstancias de movilización ciudadana a lo largo y ancho del país, de diversos reclamos, contra todo proyecto impuesto por el modelo de extractivismo neoliberal, basado en la explotación de recursos naturales.
Es posible considerar que en medio de esta catástrofe a la soberanía y el patrimonio nacional, contamos con un “estado” que pueda hacerse cargo y exigir y responder?… no, no es posible, porque Chile no se comporta como un estado soberano, se comporta como el último eslabón de la cadena (aquel en donde se corta el hilo por lo más delgado, aquel que no puede reclamar, aquel que debe acatar las órdenes más caprichosas de su jefe). Vivimos en un Chile esclavizado desde que el dictador, su pensador (J. Guzmán), Büchi y sus secuaces, lo despojaron de su independencia y soberanía, desde que el dictador puso al pueblo contra el pueblo y contra todo para robar impunemente.
Las autoridades chilenas no comprenden nada sobre soberanía, ni desarrollo, ni futuro, ni pueblo, ni deber civil, ni siquiera saben mentir. Ellos saben robar… eso lo aprendieron en sus castas, llenas de ladrones con buenos ternos y lindas corbatas… lástima. Ellos creen que representan la élite del pueblo… el grupo selecto de las mil oportunidades, pero no! representan lo mismo que los vasallos a su rey… nada.
El mar de Chile… ¿Qué es el mar de Chile para nuestras autoridades? Si miro la prensa, es como un objeto inerte sin valor que se entrega sin cobro ni lamento, ellos no han logrado ver la riqueza propia, no ven una fuente de abastecimiento de comida para la población, no comprenden las relaciones espirituales con el entorno, no comprenden su funcionamiento, lo conocerán?. El socialismo chileno determinó que la forma de dar impunidad a las operaciones horrorosas de la industria salmonera, tras la crisis del virus ISA en 2009, consistió en una campaña del terror al abandono de capitales si es que se le exigía “algo” a los salmoneros y concluyó buscar la “certificación de producción sustentable” por parte de WWF, el pago de las deudas y pérdidas por más de 450 millones de dólares, y entrega de nuestros mares australes, ojo… sin ser consultados. ¿Cuál fue el rol del estado de Chile?… un facilitador.
Gracias señora Teresa Calfunao, de Duhatao Chiloé por su relato y su valentía, por decir la verdad y aclarar que no es idiota como lo hacen parecer nuestras autoridades. Soy mujer, de profesión Bióloga Marina, durante años intento decirle a los habitantes del borde costero que se sienten a planificar su propio desarrollo, que deben preguntarse cómo quieren la vida en el futuro, que deben hablar bien fuerte para validar su palabra y que deben pelear por cada uno de sus derechos. ¿Por qué?… hace años observé que el “estado” comenzó a zonificar el borde costero chileno, esto es, planificar su uso desde una perspectiva sustentable. El Proceso de Zonificación u Ordenamiento Territorial Regional se inició por D.S. N° 475 de 1994, que establece la Política Nacional de Uso del Borde Costero, dictada bajo el mandato de Frei. Frei! que creó una legislación ambiental para limpiar la imagen internacional de las grandes empresas extractivistas contaminantes… una ley que nació y murió en Valdivia en 1996, cuando el proceso de calificación ambiental de la planta de Celulosa Arauco S.A., determinó que el proyecto era ambientalmente inviable, pero por presión política, fue aprobado con los resultados que todos conocemos. Es decir, el sistema de evaluación ambiental fue vulnerada por el propio aparato administrativo que lo concibió como regulación para la protección del patrimonio ambiental. Piñera volvió a vulnerarlo en 2010 con un llamado telefónico, logrando detener el proyecto de una termoeléctrica en el santuario natural de Punta de Choros, después que COREMA diera su aprobación ambiental.
¿Tiene el estado de Chile un interés por planificar el uso del borde costero?, el proceso se inició en 2006 y a 10 años, solo ha sido aprobado en tres regiones, sin estar exentos de conflictos. En el resto del país, se ha visto frustrada por diversos motivos, entre los cuales destaca la falta de participación ciudadana. El proceso de zonificación se presenta a las comunidades costeras a partir de propuestas previamente elaboradas entre el sector público y privado… las comunidades costeras pueden agregar un punto o discutir otro, pero no están invitadas a iniciar un proceso, imaginar, proyectar, discutir, compatibilizar ni priorizar sus intereses. El proceso de participación ciudadana se valida mediante la asistencia a los encuentros de “socialización del proceso”, pero no siempre los asistentes saben que firmar también significa aprobar o validar lo que escuchan. La zonificación es una política de estado, que ha no obtenido real validación ni valorización por parte de este “estado”. Pareciera que en realidad lo que le importa a este “estado”, es repartir y rematar la torta o el territorio (tiendo a pensar que no entienden la diferencia) al mejor postor (así parece al leer el proyecto de ley de administración del borde costero). La zonificación sería el instrumento regidor que aseguraría un manejo sostenible del patrimonio costero, pero para la Salmonicultura no aplicó ni aplica para las cientos de solicitudes de concesiones a lo largo de la costa de Magallanes, Los Lagos, Los Ríos, Araucanía, Bío-Bío, ni en los cuerpos de agua dulce solicitados en zonas cordilleranas para el cultivo de alevines.
Nuestras autoridades son el reflejo de nuestro subdesarrollo, a partir de ellos nos califican a todos. Oh! Que injusto! Nuestras autoridades siguen la lógica ochentera de nuestras infancias de escasos recursos, siguen en ella, se llenan los bolsillos de dinero, se compran entre ellos, se venden, se cubren, se «sapean«, se pagan, se cobran… a cambio de obtener lo más posible, en el menor tiempo, asegurando lo que mañana puede que no esté, y como se han dedicado a eso, no entienden nada de lo que pasa en su entorno directo. La ignorancia en la que viven sumergidos les ha permitido “enriquecerse de dinero y deudas”, pero no les ha permitido lograr dar el paso a “desarrollarse”, es decir, a valorar lo que es el territorio, a valorar a quienes ocupan los territorios, a valorar la riqueza cultural, ambiental, viva y etc. que hubo y que hay disponibles; ni menos les permitiría proyectar el bienestar común del mañana.
Los milicos recibían órdenes y las ejecutaban… para reprimir al pueblo y liberar el camino al saqueo económico, político, social, cultural y ambiental al estado chileno. Nuestras autoridades no están capacitadas para comprender el entorno que les rodea y desde ahí proyectar su uso; nuestras autoridades están capacitadas para recibir órdenes y ejecutarlas… para reprimir al pueblo y liberar el camino al saqueo económico, político, social, cultural y ambiental al estado chileno. Eso es todo. Nuestras autoridades realizan su trabajo apegados a la ley en “estricto rigor”. En estricto rigor, la ley no representa al pueblo chileno, ni su realidad; la ley chilena fue escrita en dictadura hace 43 años para imponer este modelo neoliberal a fuerza de homicidios, represión, saqueo y vulneración sistemática de derechos colectivos e individuales. Esta ley, nuestra constitución, ha sido defendida por casi todas nuestras autoridades, a todas les gustó y les acomodó porque les permitió robar legalmente. Conozco en profundidad la legislación ambiental, la legislación pesquera, la legislación indígena y en mis análisis me encontré siempre con la misma piedra en el zapato… la gente no está invitada a participar, no hay mecanismo legal ni voluntad política que permita vincular directamente los intereses de la ciudadanía en los proyectos públicos de usos de los territorios que ocupan. La gente está invitada a aprobar y confiar. Pero ¿es posible confiar? No! no es posible.
La Salmonicultura en Chile, imagino que funciona como una mafia de poder, sobre la cual el estado solo puede garantizar bienestar, no puede exigir nada, porque el estado de Chile actúa simplistamente, como lo que ha sido durante estos 43 años de “desarrollo económico”, un facilitador del modelo de saqueo y extractivismo neoliberal, basado en la sobreexplotación de recursos naturales, a cualquier costo. Este “estado” dejó de creer en sus habitantes y sus capacidades hace 43 años y hace 43 años cree que las empresas son un dios al que no hay que hacer enojar.
Al otro lado, en cada rincón del país hay alguien planteándose su propio destino, su futuro, su ideario, su decisión sobre la invasión degenerada que está facilitando el estado de Chile sobre todos los territorios disponibles y no disponibles; como por ejemplo, el territorio indígena; protegido por instrumentos jurídicos internacionales, serios, de verdad. Eso es lo que hoy se construye lentamente en las calles, en las plazas, en los colegios, en las universidades, en las juntas de vecinos, en las reuniones de sindicatos, en las reuniones de mujeres, en los mil encuentros ciudadanos que se llevan a cabo en estos momentos a lo largo de Chile y en el resto de Latinoamérica, en abierto rechazo a la imposición de este modelo y en decidida posición de construir y decidir su propio desarrollo y futuro. Eso es lo que hace este pueblo azotado por la naturaleza y el látigo del terror fascista en que aún nos quieren tener sumergidos, este amplio grupo de representantes públicos que avergüenzan a cada uno de sus representados.
Insisto en cada uno puede y debe decidir cuál será el destino del territorio que ocupa. El estado hoy no puede representarnos, nuestras autoridades no puede sostenerse a sí mismas, están ahogadas en sus propias heces… como podrían decidir nuestro futuro. No! no es posible. Habrá que dar tiempo a que se limpie y se reconstruya, desde el pueblo y con el pueblo, para y por el pueblo. El “estado” es la empresa más importante y más grande de un país, es impresentable que insiste en mostrarse como la más insignificante, no cuando su pueblo lleva años gritándole a la cara que este modelo no sirve y hoy demuestra que nuevamente tendrá que hacerse cargo de idear otro y resolver como puedan. Aquello que los habitantes del borde costero comprenden como su voluntad y deseo de forma de vida, es deber del estado garantizar, promover, proteger y resguardar. Y si el estado no puede cumplir ese rol, las comunidades costeras tendrán que seguir y seguir y seguir irrumpiendo en reuniones oficiales muy importantes y muy legales, rechazando por todos sus medios y con todas sus fuerzas, la invasión de proyectos a los que están siendo sometidas, en abierta vulneración de derechos, y escribir un camino distinto, una vía efectiva, una posibilidad de construir desde lo nuestro, desde quienes somos y desde lo que nosotros decidamos que es lo mejor para nuestro futuro y el de nuestras generaciones.
La isla de Chiloé es territorio Mapuche Williche, desde tiempos inmemoriales. En este conflicto, es decir, permitir la expansión salmonera sin control y el vertimiento de 11 mil Ton de cadáveres frente a sus costas, así como la construcción de un puente destinado a los grandes capitales, le es del todo pertinente la aplicación del Convenio 169 de la OIT de protección de derechos a los pueblos originarios y sus territorios. Este instrumento jurídico internacional, esta legislación interna de rango constitucional, demanda y exige la aplicación de procesos de consulta previa, libre e informada, cada vez que se prevean medidas o programas a ser aplicados en territorio indígena; como por ejemplo los antes mencionados. Para nuestras autoridades no aplica, no se considera y eso es impresentable. La estafa de la ley de Pesca impuesta por Angelini-Longueira y amparada por el poder legislativo y el ejecutivo, tampoco lo consideró, es más, publicó un documento que argumentaba el por qué no aplicaba, un documento de nivel colegial y una argumentación débil y mal presentada, basada en otras experiencias débiles que en amplio detalle, rechacé y envié a las profundidades, pues en términos técnicos, jurídicos y políticos, simplemente no es aceptable… pero fue aceptada. El convenio 169 de la OIT es un deber jurídico internacional del estado chileno, no una opción a juzgar por los miembros más ignorantes y corruptos de nuestra sociedad.
Este conflicto social, esta catástrofe ambiental de incalcuble magnitud e impacto, esta invasión de proyectos de todo tipo de extracción de recursos, tiene responsables directos, tiene factores concretos, tiene registros, antecedentes, eventos reconocibles en el imaginario colectivo actual. Porqué esperar las palabras de la ciencia para reconocer los factores antrópicos que gatillaron una crisis social y ambiental que ebulle hace más de 20 años en la misma zona? Una crisis que tiene registros concretos de impactos de la industria salmonera en las condiciones físico-químicas que permiten la vida en la columna y el piso de un cuerpo de agua. La ciencia nos aporta una mirada, nos describe y nos conecta fenómenos, nos ayuda a tomar decisiones, está a nuestro servicio como sociedad. La ciencia no puede responder por la serie de «eventos» y «toma de decisiones» erradas y en abierta corrupción y compra de consciencias, que han tomado nuestras autoridades históricamente, para liberar el camino a la expansión salmonera sin límites, mientras recibe informes y demandas, durante años con infracciones a la Ley de Pesca, incumplimientos, malas prácticas y registros de condiciones anaeróbicas bajo los centros de cultivo, que hoy simplemente no permiten el desarrollo de la vida bajo el agua.
La tragedia ambiental desatada en el sur de Chile, requiere por parte de la ciencia, de investigación, observación, análisis y aportes para ayudar a buscar soluciones. La crisis sanitaria, ambiental, social, cultural y económica desatada por libre albedrío, por parte de nuestras autoridades y las empresas salmoneras en el sur de Chile, tiene responsables y ellos tienen el deber de pararse en sus dos pies, reconocer de forma digna su “participación” en esta crisis, asumir las consecuencias y dar paso a un lado… o adentro, dependiendo de su “participación”. Necesitamos miradas nuevas, ideas distintas, seres humanos humanizados, creencias que permitan comprender por qué hoy es necesario dejar de lado los intereses individuales, en pro de aunar ideas en torno a intereses colectivos, basados en las propias costumbres y tradiciones que son parte de nuestras raíces, de nuestra historia y que se nos ha sido pisoteada indiscriminadamente durante los últimos 43 años de dictadura económica. Cada comunidad conoce su territorio, reconoce el espacio que ocupa en ese territorio, sabe organizar ese territorio, se reúne a debatir intereses internos y externos, toma decisiones que son respetadas por acuerdo colectivo, permanentemente. El «cómo queremos vivir nuestro futuro» no necesita ser enseñado a las comunidades locales; es parte de ellas y de su historia y ahí está el valor de esas costumbres y tradiciones, porque en esa historia y en esas costumbres yace el ideario necesario para alcanzar una perspectiva común sobre el manejo y el uso del borde costero, que permita disponer de sus recursos sin poner en riesgo la disposición de los mismos para las próximas generaciones.
Imagen: veoverde.com / Diego Bastarrica