Por Confederación Mapuche de Neuquén
Se prepara desde las diversas provincias del país, el traslado de integrantes de comunidades indígenas hacia una nueva “fiesta popular”, esta vez en la Casa Rosada. Esta vez será la inauguración de la estatua a Juana Azurduy. Hay micros y pasajes aéreos para una multitud que se le exige aplaudir acríticamente lo que va a acontecer.
Mientras se denuncia desde los 4 extremos del país la situación de exclusión y discriminación a cientos de comunidades que demandan DERECHOS HUMANOS PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS, las únicas menciones a sus gritos han sido numerosos actos simbólicos y retóricos, cargados de demagogia y resignación. Desde la creación de direcciones sin ningún tipo de facultades para incidir en las políticas de exclusión, a nombrar salones de la Casa Rosada con nombres indígenas o a generar actos estruendosos para hacer público la declaración de la independencia en idiomas indígenas.
Esta vez se nos hará parte de una nueva celebración, mientras la situación de despojo y expulsión de los territorios comunitarios no se detiene. Como muestra de esta realidad, más de un contingente, pasara frente al acampe de KOPIWINI en Av. 9 de Julio y Av. de Mayo, como una muestra cruel de este intento de ocultar el sol con las manos.
En la política estatal de desconocer nuestra preexistencia como naciones originarias, hasta a la misma Juana Azurduy le restan su origen indígena y la muestran como una heroína del Alto Perú o valiente guerrillera boliviana. Es que el “crisol de razas” nacional y popular, es un argumento fuerte para fundir todas las diferencias y sumergir en el mestizaje a más de 30 pueblos naciones que reclaman derechos desde sus plenas identidades y riqueza cultural.
Aplaudan hermanos, y admiremos a Juana Azurduy que luchó por la emancipación y la soberanía que hoy la escuchamos solo en discursos oficiales, mientras buscamos formas de coordinar las luchas, porque los tiempos por venir serán de un capitalismo perverso que se profundiza y nos debe encontrar más fuertes y unidos que nunca.