viernes, noviembre 8, 2024

Sin equidad de género no hay igualdad real… (Por Carola Pinchulef)

Por: Carola Pinchulef C.

Públicado en el Periódico OPCIÓN

Nº 299 Ecuador 16 al 31 de marzo 2015.

fuente: http://www.nodo50.org/opcion/02/sin_equidad_genero.php

 

Estoy hasta los huevos. Sí, han leído bien “hasta los huevos”. Deben saber que así como los hombres tienen testículos las mujeres tenemos ovarios; es decir, “huevos”. De ahí la metáfora de señalar hasta los huevos para indicar que estoy harta de leer en proyectos, leyes y documentos oficiales de gobiernos como Chile y Ecuador la frase “con equidad de género”, y más aún de escuchar de la boca de muchxs la liviandad con que nombran, incorporan y terminan encapsulando en su discurso el concepto, “equidad de género”.

 

Aclaro que la molestia parte de la irresponsabilidad. Sí, de la irresponsabilidad. Por un lado, hacer suyo un concepto que interesa incorporar mientras sea utilitario en términos populista, sin embargo, cuando comienza a incomodar se le descarta de manera real no así formal; es decir, la frase se convierte en un simple adorno. Tal vez sea para no quedar mal ante la comunidad internacional, no vaya a ser que por tachar el enunciado “equidad de género” se le acuse de incumplir con los tratados internacionales suscritos en materia de inclusión. Y, en el peor de los casos, terminen retirándoles los apoyos económicos.

 

Por otro lado, el enfado parte de la imprudencia de quienes emplean el término “equidad de género”; es decir, personas que desconociendo su fondo y forma no les interesa tener claridad del concepto ni siquiera recurriendo a Wikipedia. Pese a ello, no tienen reparos en utilizar la expresión como un slogan pirotécnico para llamar la atención de unxs cuantxs. Algo así como las liquidaciones de temporada de las tiendas de retail, “equidad de género desde un 20%, 30% y hasta 50% de descuento, lleve antes que se agote”. Esta situación resulta peligrosa y a su vez, genera más tensiones de las ya existentes entre hombres y mujeres.

 

Hay que entender que así como existen diferencias marcadas entre hombres y mujeres, las diferencias también trascienden a la terminología particularmente cuando hablamos de relaciones de género; es decir, feminismo y machismo, machismo y patriarcado no son sinónimo. Sin embargo, muchxs creen lo contrario y más aún defienden su argumento a capa y espada; refugiándose en ideas naturalizadas socialmente, frases hechas y un sentido común bastante limitado.

 

Lo mismo sucede cuando utilizamos conceptos como equidad e igualdad. Es por ello, que es importante comprender la diferencia entre uno y otro. Partamos por entender a qué nos referimos con igualdad de género; este señala que hombres y mujeres debiéramos gozar de los mismos derechos y deberes dentro de una sociedad en términos reales, por ejemplo la Constitución Política de la República de Chile señala en el Artículo 1º “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Es decir, en lo formal no existe distinción alguna desde el punto de vista del sexo biológico para hacer uso de este derecho. No obstante, en la práctica no es tal.

 

En cambio la equidad de género, apunta a que tanto hombres como mujeres debemos disfrutar de las mismas oportunidades en todos los ámbitos sociales y, a su vez,   reconoce los aspectos que hacen al género femenino y masculino diferentes. Estas diferencias no deben ser vistas ni mucho menos entendidas como obstáculos sino como oportunidades para manejar las relaciones entre ambos sexos, las cuales una vez que se reconocen se potencian. Un ejemplo de equidad de género en materia de derechos sexuales y reproductivos, sería que hombres y mujeres puedan decidir la cantidad de hijos que desean tener.

 

El hecho de aclarar la diferencia conceptual entre igualdad de género y equidad de género, no quiere decir que ambos términos deban caminar por separado en los distintos escenarios sociales sino todo lo contrario. La igualdad requiere necesariamente complementarse con la equidad de género para suscitar un cambio cultural real en las sociedades. En otras palabras, no podemos pensar en relaciones de género funcionales si continuamos reproduciendo relaciones desiguales de género, las cuales no solo designan roles de inferioridad y subordinación a las mujeres sino que también insisten en excluirnos a las mujeres de discusiones y toma de decisiones que nos afectan directamente.

 

Hoy, con tanta equidad de género dando vuelta en la boca y escritos de muchxs, resulta necesario que esta frase tan de moda deje de considerarse un simple acompañamiento o plato de segunda mesa en proyectos, leyes y discusiones varias, sobre todo sí su uso es simplemente para ser catalogadx como sensible a las cuestiones de género.

 

Entendamos de una vez por todas que mantener pautas retrógradas en materia de género; es decir, de exclusión hacia el género femenino con relación a una participación real en la sociedad; no ha facilitado la armonía entre los sexos, por el contrario ha mantenido una herida abierta producto de la marginación la cual solo supura por nuestro lado, de ahí la lucha de nosotras las mujeres. En este punto, cabe preguntarse ¿Cuántos hombres estarían dispuesto a renunciar a sus privilegios para compartirlos con nosotras? Esa es la cuestión…Quedó clara la explicación, ¿O es necesario explicarlo con plastilina?.

 

 

 

 

 

  

 

 

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