El observador permanente palestino ante la ONU señaló que la inmunidad de la que gozan las autoridades israelíes empuja a la región al abismo y aseguró que el régimen de Tel Aviv no tiene ninguna intención política de alcanzar la paz con los palestinos.
Al indicar que el régimen de Tel Aviv, en plena inmunidad, sigue intimidando a los palestinos mediante sus campañas militares y la detención de mujeres y niños, Mansur recordó la tremenda dimensión de la crisis humanitaria que dejaron los ataques de los israelíes contra la Franja de Gaza (verano boreal de 2014).
El régimen de Israel impide la entrada de los materiales de construcción, agua potable y electricidad al destrozado enclave costero y lanza un “barbárico” castigo masivo contra los palestinos, esos son pequeñas muestras de los crímenes que cometen los israelíes en los territorios ocupados palestinos, acotó.
De igual manera, Mansur consideró que la decisión de Palestina de adherirse a la Corte Penal Internacional (CPI) será una forma de dar los primeros pasos para responsabilizar al régimen usurpador israelí de sus crímenes, y demostrará que nadie está por encima de la ley.
Igualmente criticó al CSNU por no cumplir con sus responsabilidades hacia Palestina ni implementar las resoluciones que él mismo emitió acerca de la ocupación israelí.
El funcionario palestino ante las Naciones Unidas consideró que lograr una paz justa y cabal depende de la aplicación de las resoluciones de la ONU sobre el régimen de Tel Aviv.
Insistió en la determinación de las fronteras entre Palestina y el régimen de Israel concomitante con las resoluciones de la ONU y destacó la necesidad de encontrar una solución para la crisis de los refugiados palestinos.
Mansur reiteró, además, que el establecimiento de un Estado soberano palestino requiere que el CSNU y la comunidad internacional asuman sus responsabilidades.
Finalmente, advirtió que si la comunidad internacional permanece silenciosa, los palestinos tendrán que esperar mucho más tiempo para conseguir su independencia.
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«No vamos a aceptar que nuestros mártires se conviertan en números o queden en el olvido como desea Israel», ha exclamado el premier palestino.
En este sentido, ha afirmado que el objetivo del Gobierno palestino es lograr los objetivos y los ideales de la nación, por los cuales los mártires palestinos sacrificaron su vida.
«Vamos a seguir trabajando con todas las personas libres del mundo y con las organizaciones internacionales de derechos humanos para asegurarnos de que los cuerpos de los mártires palestinos en tumbas numeradas (en las zonas ocupadas por el régimen Israel) volverán a su patria», ha agregado.
El pasado 7 de enero, el coordinador de la Campaña Nacional para la Recuperación de los Cuerpos de los Mártires Palestinos, Salem Jeleh, denunció que el régimen israelí se negara a entregar 262 cadáveres de los mártires palestinos a sus familias.
Según Jeleh, las autoridades del régimen de Tel Aviv entierran a los presos palestinos que mueren en las cárceles israelíes en los llamados «Cementerios de Números», donde solo se emplean los números en lugar de los nombres para identificar las tumbas.
Tras la solicitud de Palestina para adherirse a la Corte Penal Internacional (CPI), esta instancia anunció el viernes su decisión de iniciar una investigación sobre crímenes de guerra cometidos en los territorios palestinos desde el 13 de junio de 2014, periodo de tiempo que incluye las ofensivas israelíes en julio y agosto pasados contra la Franja de Gaza.
Lieberman, asimismo, ha tachado de «escandalosa» la medida adoptada por la CPI, que a su juicio busca perjudicar el derecho del régimen de Israel a «defenderse».
«No lo toleraremos y recomendaremos que no se colabore con esta llamada investigación», ha manifestado el canciller israelí, quien ha considerado al ejército israelí como «el más moral del mundo».
Por otra parte, las autoridades palestinas han acogido con beneplácito la decisión de la CPI. En este sentido, el portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Xavier Abú Eid, ha señalado que esta iniciativa hace que el régimen de Israel se dé cuenta de que no está por encima de la ley.
En reacción a las declaraciones de Lieberman, Abú Eid ha recordado que según el Estatuto de Roma la colonización de un territorio ocupado es un crimen de guerra, por lo que el canciller israelí, como un colono, está implicado en este crimen.
La decisión de la CPI se produce después de que los palestinos solicitaran su adhesión a este tribunal internacional y reconocieran su jurisdicción para crímenes cometidos a partir del pasado 13 de junio.
La fecha incluye las ofensivas israelíes contra la Franja de Gaza entre julio y agosto de 2014 que dejaron más de 2310 palestinos muertos, en su mayoría civiles, según el Ministerio palestino de Salud.
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De acuerdo con el medio palestino, Manjoo ha tenido que cancelar un viaje de 10 días que tenía que realizar a la zona a partir del 19 de enero por invitación del Gobierno palestino.
Durante esta visita, la funcionaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tenía previsto indagar los casos de violencia contra las mujeres y conseguir informaciones de primera mano.
«Es desafortunado que se me haya rechazado la oportunidad de hablar directamente con mujeres supervivientes de la violencia y que el ejercicio de mi mandato se vea afectado por la falta de deseo de Israel, como potencia ocupante, de facilitar el acceso a territorio palestino ocupado», ha agregado Manjoo.
El régimen de Tel Aviv siempre se ha mostrado reacio a la presencia de los inspectores internacionales en los territorios ocupados para investigar sus crímenes contra el pueblo palestino.
Ante la decisión de Palestina para adherirse a la Corte Penal Internacional (CPI), instancia que podrá investigar los crímenes israelíes contra el pueblo palestino, el régimen de Israel bloqueó la transferencia de 127 millones de dólares de ingresos por impuestos a las autoridades palestinas.
Según las cifras proporcionadas por el Ministerio palestino de Salud, tan solo la reciente ofensiva israelí a la Franja de Gaza en julio y agosto pasados, dejó 508 palestinas muertas, entre ellas niñas y ancianas, y otras 3351 heridas.
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