domingo, noviembre 17, 2024

Confederación Mapuche de Neuquén: Leyendo en xawvn un dossier antimapuche

Hemos leído con mucha atención el extenso dossier que el diario Río Negro nos dedica a nosotros, el Pueblo Nación Mapuce. Ya no alcanzan los panfletos que se han publicado a través de columnistas mercachifles, sino que intenta en esta oportunidad disfrazarlos de discurso científico. Nuestras ciencias, en cambio, no saben disfrazarse de discursos. Para nosotros la palabra, zugvn, es verdadera y no se pude manipular.

Hemos leído y conversado entre nuestros hermanos y hermanas, en un xawvn – que es nuestra asamblea de autoridades mapuce, la reunión donde se comparte conocimiento– especial para ese análisis, como en nuestra identidad se acostumbra. Lo hemos leído comunitariamente y lo hemos analizado de la misma manera. El Pueblo Mapuce no sabe hacer las cosas de otra forma y usamos la nuestra, que pervivió a pesar de tanta persecusión y sometimiento. Por eso seguimos vivos y fuertes: porque no han derrotado nuestra identidad, sostenida en condiciones infrahumanas en la mayoría de este siglo de resistencia y lucha ejemplificadoras.

Mientras leíamos, concluimos en resultados que el Dossier no buscó. Surgian voces que decían: “cuánto hemos logrado” y otras “cómo ahora ya no somos invisibles” y “ahora ya no somos sólo noticia en las páginas policiales”. Y muchas más. Esas luchas, logros y visibilización son parte de nuestro esfuerzo incansable por la recuperación de derechos que nos corresponden.

El artículo del diario en cuestión enumera –no exhaustivamente, ya que hay muchos más logros propios, aunque no innumerables, se pueden contar todavía– algunos de los pasos que hemos dado como Pueblo Nación para reivindicar nuestra historia, nuestro territorio y nuestra identidad, para reivindicar quiénes somos y quiénes queremos ser. Parecen muchos y, sin embargo, todavía estamos en el camino. Y acompañados por gran parte del pueblo argentino, al que pertenecemos por razones históricas conocidas por todos y todas. Los enumera y da cuenta de muchos datos que, a pesar de estar colocados como amenazantes, revelan que no caminamos por el aire nosotros, los mapuce. Caminamos por nuestra tierra y firmemente.

Tanto esfuerzo comunicativo del Diario, tanta dedicación y tanto espacio, parecen colocados como gran paraguas que anuncia o alerta o prepara algo que no podemos imaginarnos bien porque es lo que, sugerido, no está dicho. No vamos a hablar tanto de lo que se enumera, ya que queremos proceder con humildad y se nos atribuyen enormes luchas y grandiosas victorias. Nuestro lenguaje no es tan épico ni tan heroico: somos personas del siglo XXI que durante todo el siglo XX soportamos dolor indescriptible y, sin embargo, seguimos vivos, resistimos y luchamos. Eso no nos convierte en los héroes que el artículo exhibe como alarma sino en seres vivos que no nos resignamos a sólo agonizar (destino que nos habían trazado tropa militar incluída) sino que levantamos nuestra bandera como Pueblo Nación Preexistente. Porque tenemos sobradas razones.

Vamos a referirnos acá a las muchas sugerencias erróneas y vamos a referirnos sólo a las mas groseras, como la repetida de manera sistemática por el Diario: “…vienen de Chile”. Escandalosa afirmación que nos provoca, si no risa, al menos asombro por algo más que desconocimiento: tan brutal ignorancia. Tantas y tantas veces nos ha dicho ‘chilenos’. Siempre hubo excusas para desmentir nuestra presencia, para neutralizar nuestra civilización milenaria y (¡sobre todo!) nuestros derechos territoriales. Esa ignorancia que está pasando precisamente, al pasado. Y los estados nacional y provinciales van, poco a poco, entendiéndolo, asesorándose, informándose no solo por mercenarios de la historia, captando el mensaje ancestral que emitimos en cada acción, en cada reclamo, en cada situación de atropello renovada.

El Dossier atraviesa la línea de la ilegalidad en su afán de declararnos “oportunistas” por estar en parte, amparados en el derecho internacional. Como si los cónclaves internacionales de los que forman parte los propios estados a los que pertenecemos, fueran lineamientos para favorecer a paracaidistas.

Alienta represión a través de mostrar el peligro del derecho mapuche, afectando intereses corporativos y la pasividad y complicidad del Estado en reconocerlos.

Expresa: «Las identidades se consiguen por oposición, a partir de señalar a un enemigo»… El Otro ante el que las identidades se construyen no es necesariamente un enemigo. El discurso etnográfico dice que ‘es una alteridad, de la que las identidades se diferencian pero con las que comparten uno o varios rasgos comunes, y de la que siempre, indefectible, buscan un reconocimiento (simbólico o real)’. Ese reconocimiento no es imprescindible para la conformación de identidades pero sí un factor importante en el marco de sociedades multiculturales. Negar la existencia de una identidad en ese contexto ya no es ni aceptable ni posible.

Otra forma de negar derecho: “todos llegaron acá por medio de genocidios». Una frase que cae por sí sola. Tener que defendernos nosotros de acusaciones tan brutales y crueles, de una crueldad que no conocimos aquí, ya que nunca matamos a nadie, menos a nuestra hermana identidad tewelce, (a lo mejor el desinformado articulista alude a esa falacia que implementó un olvidado pseudo científico que respondió durante su vida a los intereses del mercado, falacias que cayeron aún antes que murieran sus mediocres escritos). Nuestras identidades son definidas de acuerdo a nuestro espacio territorial. Por eso el Pueblo Nación Mapuce es tan grande y nos conforman no sólo pewence, gvluche, puelce, huillice, sino moluce, picunce, chazice, lafkence, wentece, nagce, etc.). Si bien nos alteraron la forma de vida, nos reconstituimos en villas, en barrios, en zonas urbanas y rurales, y continuamos con nuestras identidades respectivas, sin responder a las constantes formas de muerte como fueron las integraciones a diversas formas de vida ajenas a la nuestra. Somos distintos a los demás pero no sus enemigos. Somos nosotros, gente de la tierra.

Lamentamos los del Diario. El diario Rio Negro, que supo lograr ser respetado como un espacio de expresión libre en la etapa pos-dictadura, se ha convertido en los últimos años en un medio ‘periodístico’ que expresa los pensamientos más retrógrado y discriminatorios en relación a los avances logrados en materia de diversidad cultural y derechos humanos. En momentos que el mundo está convulsionado por hechos de violencia y masacres que pretenden imponer la intolerancia y el pensamiento único, el Diario descarga páginas donde se cuela el desprecio por el diferente, se encarga de estigmatizarnos como violentos e irracionales, de sembrar alarma sobre una supuesta ‘nueva identidad inventada’.

Hay mucha lucha pendiente todavía, pero más pendiente todavía está el entendimiento. Nosotros seguimos trabajando para lograrlo. Pewmagen!

 

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