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Leonel Lienlaf: La poesía mapuche hoy día es muy superior a la chilena

Domingo 11 de febrero de 2017

Leonel Lienlaf Lienlaf, poeta y músico Mapuche, autor de obras como “Se ha despertado el ave de mi corazón” (1988); “Palabras soñadas, Pewma Dungu” (2003); “Kogen” (2014); “Epu zuam” (2016), entre otras, conversa en entrevista del año 2014 sobre sus inicios en la poesía, influencias a la hora de escribir, el rol de la academia, la situación  del Pueblo Mapuche y su relación con el Estado chileno.

Así, Lienlaf, señalaba: “En cuanto a la relación con el Estado, existe una invisibilización de los mapuche, pues si miras todo desde la legislación chilena, la autoridad de un lonco o una machi no es reconocida y son figuras que se consideran ilegales. Todo es ilegal en el mundo mapuche y siempre nos están hablando de que somos “descendientes de” nuestros antepasados y no “pertenecientes a” un pueblo. Yo me niego a ver las cosas de esa forma”.

Hoy, a  dos años de su publicación,  destacamos y compartimos la entrevista por su considerable profundidad y vigencia, palabras necesarias para la reflexión de la poesía y literatura Mapuche por una parte, y de la situación  que se vive en Wallmapu con el Pueblo Mapuche en relación al Estado Chileno, por otra.

Fotografía: A los 20 años, con ocasión de la entrega del Premio Municipal de Literatura de Santiago, que compartió en 1990 con Armando Uribe.

Por Pacián Martínez Muñoz

Poeta Leonel Lienlaf:

“La poesía mapuche hoy día es muy superior a la chilena”

-De paso por la Región del Bío-Bío, con motivo del Primer Encuentro de Poetas Mapuche, organizado por la Municipalidad de Tirúa, el vate reflexionó sobre su propia obra, la posición de la literatura mapuche en el concierto de las letras chilenas y los conflictos que enfrenta su pueblo frente al Estado.

Se ha despertado el ave de mi corazón

                                                                            extendió sus alas

                                                                            y se llevó mis sueños para abrazar la

                    tierra”. (Leonel Lienlaf).

 

De entre la decena de vates que concurrieron hace algunas semanas al Primer Encuentro de Poetas Mapuche de Tirúa, uno de los más destacados, por importancia y trayectoria, era Leonel Lienlaf (Alepúe, 1969). Con una apretada agenda, que incluyó lecturas en diversos sectores de la comuna y mesas de trabajo con académicos de diferentes universidades del país, se hacía difícil “raptarlo” para conversar con él, de manera distendida y a la vez rigurosa, de poesía, de su propia obra, y de la mirada que tiene sobre la situación del pueblo mapuche en el Chile actual. Debo a mi amigo Jaime Mariqueo, antiguo compañero de Leonel Lienlaf en diversas luchas por la defensa de los derechos de su pueblo, el favor de haber gestionado la entrevista y participar en un diálogo que se fue tejiendo, de manera espontánea, en la tierra lafkenche de los antepasados.

Fotografía: Leonel Lienlaf escucha a Elicura Chihuailaf durante un recital poético en Tirúa.

Por Pacián Martínez M.

¿Cómo fueron tus comienzos en la poesía?

-Para contextualizar mis comienzos, tengo que decir que si bien hoy la literatura mapuche es reconocida a nivel nacional e internacional, en los años 80, cuando irrumpimos como generación, junto a poetas como Elicura Chihuailaf y María Teresa Panchillo, entre otros, la poesía en nuestro idioma no era reconocida como tal por la academia. Lo que sí existía era un análisis por parte de antropólogos y la acuñación del concepto de “etnoliteratura”, término que nunca nos pareció correcto, pues todo cabe dentro de él. Si es por eso, los alemanes y los chilenos también hacen “etnoliteratura”. Entonces, hubo que efectuar un trabajo importante para instalar nuestras creaciones en un ámbito distinto, lo que me permitió publicar mi primer libro a los 18 años en una editorial grande de este país.

¿Cuáles fueron tus primeras influencias a la hora de escribir?

-En primer lugar debo reconocer la influencia de mi abuela, quien me hizo conocer la poesía mapuche. Esta poesía ha existido desde siempre en nuestro pueblo y está muy ligada al idioma, que tiene una impronta literaria muy fuerte. La complejidad del mapudungun es mayor que la de la lengua castellana y nos permite, por ejemplo, filosofar con gran fluidez.

Hoy en día se comete un error cuando se confunde la escritura con el alfabeto. Esto es una aberración, porque la mayoría de los pueblos antiguos se expresaba de una manera distinta. El pueblo mapuche sí tuvo escritura. Es absolutamente falso que no la haya tenido. Cuando tú lees el chamal de una mujer, que cuenta una historia, eso es escritura ideográfica, pero escritura al fin y al cabo. Por lo demás, es algo que también hacen los chinos con su peculiar grafía. No hay que olvidar también que vivimos en un lugar muy rico en toponimia, lo que es parte de nuestra riqueza cultural.

-Considerando esa complejidad y riqueza del idioma mapuche, ¿cómo ves el tema de la traducción de la obra literaria al castellano?

-El proceso de traducción es muy difícil. Yo, que soy un poeta bilingüe, no tengo ese problema, porque escribo simultáneamente en mapudungun y en castellano. Sin embargo, he tratado de traducir textos de otros idiomas a mi lengua, porque junto a otras personas estamos abocados a un trabajo de revitalización del idioma mapuche, y debo decir que no es fácil. Sí me parece que las traducciones poéticas deben ser realizadas por poetas o escritores, antes que por filólogos. Ahí tenemos el caso de la traducción de Shakespeare hecha por Nicanor Parra, que es maravillosa. O lo que hizo Baudelaire en su tiempo con la obra de Poe.

-A tu juicio, ¿qué lugar ocupa hoy la poesía mapuche en el concierto de las letras chilenas?

-Yo creo que la poesía mapuche hoy día es muy superior a la poesía chilena en términos de calidad y de variantes. Nuestra literatura no es unívoca, pues existe una gama enorme de expresiones, desde los “urbanistas”, como David Aniñir, y la poesía bucólica o académica, cultivada por María Isabel Lara Millapán, hasta aquellas manifestaciones más intelectuales, representadas por las voces de Elicura Chihuailaf o Jaime Huenún. Todo ello, sin olvidar la poesía más tradicional o “cantada”, que trabaja Joel Maripil.

-¿Qué te parece el interés que muestra la academia por la poesía mapuche?

-Yo prefiero mantenerme muy alejado de la academia, pues considero que es una especie de “policía literaria”. Las universidades tratan, de alguna manera, de establecer cánones que no existen y encasillan a los poetas en determinadas fórmulas. De todas maneras, respeto su labor, entendiendo que no forma parte del trabajo creativo.

 

Mirada a la contingencia

-En el análisis de la contingencia, ¿cómo ves la situación actual del pueblo mapuche y su relación con el Estado chileno?

-Yo tengo una visión muy particular del tema, porque he sido parte de las luchas que hemos librado. Por lo demás, mi familia, por parte de mi abuela, estuvo en la última resistencia y fueron arrasados, y si se me acusa de fundamentalismo, quizás eso es muy cierto. En cuanto a la relación con el Estado, existe una invisibilización de los mapuche, pues si miras todo desde la legislación chilena, la autoridad de un lonco o una machi no es reconocida y son figuras que se consideran ilegales. Todo es ilegal en el mundo mapuche y siempre nos están hablando de que somos “descendientes de” nuestros antepasados y no “pertenecientes a” un pueblo. Yo me niego a ver las cosas de esa forma. A mí me encanta la cultura chilena, que también ha sido negada por un establishment más convencional, pero me considero mapuche, lo que involucra otracosmovisión y una forma totalmente distinta de mirar el mundo.

-En ese sentido, ¿crees que Chile, aparte de ser un país intercultural, es también un país plurinacional?

– Sí, y yo creo que este drama arranca de los positivistas franceses, en el contexto de la Revolución de 1789. Yo adhiero a los conceptos de libertad y fraternidad, pero no creo en la igualdad. Eso no existe. Yo no quiero ser igual a nadie, ni ser un clon de los demás.

Por otra parte, considero que el Estado siempre ha tratado de dividirnos; en las últimas décadas esto se ha manifestado a través del Decreto Ley 2.568, del gobierno de Pinochet, que parceló a las comunidades, pero que provocó, paradojalmente, más unidad que todas las leyes pro mapuche que han existido. Luego, en democracia, vino el Acuerdo de Nueva Imperial, que establece las comunidades Conadi. Es decir, donde antes había un solo lof, ahora hay cinco comunidades Conadi. Entonces, lo que ocurre es el paso de una división física a una división conceptual. Pero de todo ello se conversa muy poco…

Fotografía: Leonel Lienlaf tocando el ñorquín en la Escuela Chacuiví, en Ranquilhue, comuna de Tirúa.

Música, cine y proyectos

-¿Has explorado últimamente tu faceta de músico y cineasta?

-Yo siempre me he declarado un voyerista profesional. Me gusta mirar lo que sucede. Por eso, siempre he estado muy cerca de la creación. Esto tiene que ver con el placer de disfrutar el arte y con el gusto de vivir la vida. En ese sentido, he explorado desde el pop hasta la música clásica. En el género audiovisual, me gustan mucho los cortometrajes de animación y hoy estoy embarcado en proyectos de este tipo. Eso, y un par de libros que están próximos a publicarse, concentran gran parte de mi atención.

-¿Es verdad que gran parte de tu obra no ha sido publicada?

-Yo soy un escritor, pero me gusta mucho la oralidad. Entonces, hay muchas cosas que sólo se encuentran grabadas en el contexto de conversaciones o recitales poéticos. Sin embargo, estoy muy entusiasmado con un libro sobre plantas rituales, que cuenta con el apoyo del Museo Chileno de Arte Precolombino. No es un libro botánico, en el sentido estricto de la palabra, sino que es más literario, si se quiere. He trabajado 20 años en este proyecto y en su diseño me ha ayudado una ilustradora británica, que es especialista en dibujos de árboles y plantas.

-En el Encuentro de Poetas Mapuche de Tirúa tuviste contacto con muchos niños que conocen tu poesía a través de diversos canales. ¿Cuál sería tu anhelo para ellos en el futuro?

-Yo no me conformo con que en 20 ó 30 años más esos niños escriban poesía, porque estuvieron conmigo o con Elicura Chihuailaf. Yo voy más lejos. Hoy nos llevan la delantera los mayas, cuyo principal representante es el guatemalteco y posible candidato al premio de la Academia Sueca, Humberto Ak’abal, pero por el número de cultores, los mapuche hoy constituyen una fuerza de primer orden en la poesía, la cultura y el pensamiento del continente. Entonces, yo espero que en el futuro pueda haber un Premio Nobel de Literatura mapuche y estoy seguro de que eso va a ocurrir.

Recuadro:

Leonel Lienlaf, considerado como una de las voces más destacadas de la poesía en Chile, nació en Alepúe, en la costa valdiviana, en 1969. Su primer libro, Se ha despertado el ave de mi corazón, escrito simultáneamente en mapudungun y español, apareció en 1989 y le valió el inmediato reconocimiento de la crítica y los lectores. En 1990, con apenas 20 años, compartió el Premio Municipal de Literatura de Santiago con el poeta Armando Uribe. Otros títulos destacados suyos son Palabras soñadas (2001) y Voces mapuches(2002).

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